Hola de nuevo mamás!!
Hoy quería reflexionar sobre la opción de algunas madres de dedicarse a criar a sus hijos a tiempo completo. Para algunas privilegiadas esta es una elección. Pueden escoger entre trabajar fuera de casa y llevar a sus hijos a la guardería o bien cuidar de ellos quedándose en casa. Pero para muchas otras no hay elección posible. O bien tienen que trabajar para llevar un sueldo a casa o bien se quedan en casa porque desgraciadamente no encuentran trabajo. Por supuesto no me olvido de las muchas mujeres que trabajan fuera de casa porque adoran sus carreras profesionales. Tanto en los casos de las madres que optan por cuidar de sus hijos como las que, por circunstancias especiales, no pueden trabajar en ese momento, me encuentro con mujeres muy felices por poder vivir cada momento del crecimiento de sus hijos. Como hablo de casos que conozco, hablo de madres primerizas que cada día descubren algo nuevo y que, al fin y al cabo, viven el año más importante de la vida de sus pequeños. En el caso de las madres trabajadoras, se las ve tristes cuando deben dejar a sus hijos con 4, 5 o 6 meses en la guardería o con los abuelos.
Con este tema quería señalar una percepción muy personal pero que creo que muchas de vosotras compartiréis. Casi todas las mujeres de hoy en día estudian y se preparan para desarrollar una buena carrera profesional. Y trabajan, si son afortunadas, en algo que les gusta ganándose más o menos bien la vida (aunque hoy en día ese baremo ya es muy relativo). Pero no conozco a ninguna madre que, de tener la posibilidad de elegir, rechazara la posibilidad de cuidar de su hijo durante todo su primer año de vida y después ya retomar el trabajo. Algunas hacen de más y de menos para poder estar el máximo tiempo posible con sus hijos juntando baja y lactancia, reduciendo la jornada, pidiendo una excedencia.. Pero los meses pasan volando y todo se acaba.
A veces unas madres miran mal a otras dependiendo de su elección. Y esto me recuerda a los bandos de las pro lactancia materna y las que escogen el biberón. y, una vez más, me niego a posicionarme en un extremo. Respeto muchísimo a las que se quedan con sus hijos al igual que a las que regresan rápidamente al trabajo. Incluso si lo hacen porque aman su profesión. ¿Quién sabe si le costó muchísimo esfuerzo alcanzar un puesto de responsabilidad y, con la que está cayendo, teme por conservarlo? Desgraciadamente esto sucede. También las hay que no conciben su vida en casa sin trabajar. Por supuesto, el debate radica entre las que pueden escoger ya que cuando no hay elección es absurdo juzgar.
Los niños crecen a una velocidad de vértigo y da pena perderse esos momentos en los que aprenden a hablar, gatear, hacer palmadas... El primer año es absolutamente emocionante. A partir del año también avanzan a pasos de gigante pero creo que es algo diferente. Esta opinión es muy personal pero creo mucho en los beneficios de compartir horas con otros niños y despegarse de los brazos de mamá y papá. Me refiero a la guardería. Como comenté en posts pasados, estoy a favor de llevar a los niños al menos un año a la guardería. Cuando fui a la jornada de puertas abiertas, escuché a una madre preguntar a una cuidadora si recomendaba que los peques estuvieran allí la jornada completa (de 9h a 17h). La cuidadora/educadora respondió que para nada. Comentó que en ningún sitio están mejor que en su casa y que necesitan a sus padres. Realmente ocho horas seguidas en la guardería es muchísimo tiempo. Pero para poderlos recoger antes hay que tener un horario privilegiado o, como no, tirar de abuelos.
Cualquier madre dedicada me parece una súper mujer. Tanto las que trabajan en casa (si, digo trabajar porque hay mujeres que cobran por hacer las tareas del hogar y muchas se lo hacen solitas además de otras muchas cosas), como las que lo hacen fuera y cuando llegan a casa no pueden sentarse en el sofá. Así que mi admiración para todas ellas y mi reclamo para una mejor conciliación familiar. Como siempre, otros países van unos pasos por delante en este sentido. Mejores condiciones de baja maternal y más facilidades para conciliar trabajo y família. Tal vez algún día aprendamos pero me temo que lo veo muy lejano.
Así que aprovechad todos los momentos que tengáis con vuestr@s pequeñ@s, sean los que sean. Al llegar del trabajo, el fin de semana, las vacaciones... Y si por una de esas vueltas que da la vida ahora estáis en casa, disfrutad el doble porque esos momentos no vuelven!
Un beso
lunes, 27 de mayo de 2013
lunes, 20 de mayo de 2013
Best Blog Award
Hola mamis!!!
Mi post de hoy va dedicado a las madres bloggers. Reconozco que no tengo mucho tiempo para bucear entre blogs porque, cuando me pongo, me pasan las horas como minutos y luego se me echa el tiempo encima. Pero el Best Blog Award bien merecía esta dedicación. Así que he ampliado mi número de blogs a seguir y he de reconocer que he visto mucho pero que mucho talento en la red. He comprobado que hay muchas colegas de profesión (periodistas) aficionadas a los Blogs y que se puede aprender muchísimo de otras madres. A parte de que creo que es una muestra de generosidad por parte de cada una de ellas que abran las puertas de su casa y su intimidad para compartir aventuras y desventuras. Las hay divertidas, reivindicativas, tiernas, pedagógicas... Me gusta combinar puntos de vista porque supongo que hay momentos para todo, para leer nuestros problemas comunes de manera desenfadada, para desahogarnos, hablar sin tapujos o echar la lagrimilla incluso.
Voy a seguir con las normas del concurso y a contestar las preguntas que se me piden:
1.- ¿Qué te motivó a escribir tu Blog?
La maternidad supuso para mi una fuente de inspiración y quise compartir esta aventura con otras madres. Con el tiempo he comprobado que es una sensación muy común entre madres de todo el mundo. Nos gusta leer y explicarnos cómo superamos los mismos problemas.
2.- ¿Cómo te ha cambiado la maternidad?
Me ha llenado, me ha completado y me ha hecho mucho más feliz. A parte de esto, me ha vuelto muy sensiblona y de lágrima fácil (cuando se estabilizarán las hormonas???)
3.- ¿Qué cosas decías que no ibas a hacer como madre y que ahora haces?
De momento mi niño es muy pequeño y hago todo lo que cualquier madre haría. Cuando toque educarlo ya llegarán los 'tics'
4.- ¿Qué extrañas de tu vida sin hijos?
Poder salir a cenar y que no se me cierren los ojos a partir de las doce
5.- ¿Tienes mascotas?
No
6.- ¿Qué cosa te da mucha pereza hacer?
Limpiar, pero me encanta la limpieza y el orden.
7.- ¿Qué sitio te gustaría visitar?
Me muero de ganas de que mi peque se haga mayor para poder llevarlo a Disneyworld. No sé quién se lo pasará mejor, él o yo, jeje
8.- ¿Con qué libro disfrutaste muchísimo?
Un mundo sin fin
9.- ¿Navegar en Internet o ver TV?
Cada cosa tiene su momento, ¿no?
10.- Persona que admiras
El fallecido Vicente Ferrer.
11.- Una película que marcó tu vida
Mi post de hoy va dedicado a las madres bloggers. Reconozco que no tengo mucho tiempo para bucear entre blogs porque, cuando me pongo, me pasan las horas como minutos y luego se me echa el tiempo encima. Pero el Best Blog Award bien merecía esta dedicación. Así que he ampliado mi número de blogs a seguir y he de reconocer que he visto mucho pero que mucho talento en la red. He comprobado que hay muchas colegas de profesión (periodistas) aficionadas a los Blogs y que se puede aprender muchísimo de otras madres. A parte de que creo que es una muestra de generosidad por parte de cada una de ellas que abran las puertas de su casa y su intimidad para compartir aventuras y desventuras. Las hay divertidas, reivindicativas, tiernas, pedagógicas... Me gusta combinar puntos de vista porque supongo que hay momentos para todo, para leer nuestros problemas comunes de manera desenfadada, para desahogarnos, hablar sin tapujos o echar la lagrimilla incluso.
Voy a seguir con las normas del concurso y a contestar las preguntas que se me piden:
1.- ¿Qué te motivó a escribir tu Blog?
La maternidad supuso para mi una fuente de inspiración y quise compartir esta aventura con otras madres. Con el tiempo he comprobado que es una sensación muy común entre madres de todo el mundo. Nos gusta leer y explicarnos cómo superamos los mismos problemas.
2.- ¿Cómo te ha cambiado la maternidad?
Me ha llenado, me ha completado y me ha hecho mucho más feliz. A parte de esto, me ha vuelto muy sensiblona y de lágrima fácil (cuando se estabilizarán las hormonas???)
3.- ¿Qué cosas decías que no ibas a hacer como madre y que ahora haces?
De momento mi niño es muy pequeño y hago todo lo que cualquier madre haría. Cuando toque educarlo ya llegarán los 'tics'
4.- ¿Qué extrañas de tu vida sin hijos?
Poder salir a cenar y que no se me cierren los ojos a partir de las doce
5.- ¿Tienes mascotas?
No
6.- ¿Qué cosa te da mucha pereza hacer?
Limpiar, pero me encanta la limpieza y el orden.
7.- ¿Qué sitio te gustaría visitar?
Me muero de ganas de que mi peque se haga mayor para poder llevarlo a Disneyworld. No sé quién se lo pasará mejor, él o yo, jeje
8.- ¿Con qué libro disfrutaste muchísimo?
Un mundo sin fin
9.- ¿Navegar en Internet o ver TV?
Cada cosa tiene su momento, ¿no?
10.- Persona que admiras
El fallecido Vicente Ferrer.
11.- Una película que marcó tu vida
Tanto como marcar mi vida... pero de jovencita sentía pasión por Dirty Dancing. La he debido ver una docena de veces o más.
Estas son las reglas a seguir:
1. Nombrar y agradecer el premio a la persona que te lo concedió y si aún no sigues su blog, debes hacerte seguidor.
2. Hay que responder a 11 preguntas que te formulará quien te lo ha concedido.
3. Debes conceder a 11 blogs que te gusten (tienen que haber empezado hace poco y tener menos de 200 seguidores).
4. Hacer 11 preguntas a las que deberán contestar tus premiados.
5. Informar del premio a los premiados.
6. Visitar los blogs de los que han sido premiados junto contigo.
7. Evita mandar el premio al blog que te lo concedió a ti, para que la cadena no se rompa.
Aunque ya lo hice la semana pasada, agradezco de nuevo a Patricia Rodríguez, autora del blog "El camino de la maternidad" que me premiara y aquí van mis once condecorados:
Me gustaría aconsejaros que leyerais los posts acerca de los Conhijos y Sinhijos del blog http://www.cosasqmepasan.com/. Nuestra compañera hace unas reflexiones divertidísimas acerca del comportamiento típico de los amigos con hijos y los amigos sin hijos. Leeréis graaandes verdades y os reiréis mucho, os lo garantizo. No cambiaría ni una sola coma ;-)
Para las que os animéis a seguir con el juego, os pondré también algunas preguntas:
1- ¿Qué te aporta escribir tu Blog?
2- ¿Cómo definirías a las madres de hoy en día?
3- Si te concedieran un premio como madre, sería a "La mamá más...."
4- Si te pudieras escapar sola, ¿a dónde lo harías?
5- Un libro
6- Defínete a ti misma en tres palabras
7- El mejor consejo que te han dado
8- Una canción
9- Un rincón para perderte
10- El mejor momento del día
11- ¿En qué te ha cambiado la maternidad?
Tal vez algunas de mis premiadas ya hayan recibido tiempo atrás el premio por parte de alguna otra madre bloggera. En ese caso, felicidades por partida doble!
Un fuerte abrazo a todas y mi admiración a cada una de las que hacéis posible que cada día crezca más y más esta comunidad estupenda de bloggeras en la red.
domingo, 12 de mayo de 2013
El primer susto duele el doble. ¡Pero a nosotras!
Hola mamis!
Antes de explicaros a qué me refiero con este título tan ambiguo (os he picado la curiosidad?? jeje), me gustaría comentar una iniciativa fantástica que están teniendo madres bloggeras de todo el mundo. Se trata del Best Blog Award, un premio que se concede a través de una cadena de votos entre bloggeras. Si una es escogida entre las once premiadas de una mami, debe seguir la cadena votando once blogs más y respondiendo una serie de preguntas. Las premiadas hacen lo mismo y así sucesivamente. Es una manera original de dar a conocer nuestros Blogs y hacer un reconocimiento a los relatos de otras madres. Pues bien, es un honor para este Blog haber sido votado por una mami venezolana: Patricia Rodríguez, autora del precioso Blog "El camino de la maternidad". Muchísimas gracias Patricia!!
En mi próximo post daré mis once premios. Me hace mucha ilusión formar parte de esta cadena y comprobar que estamos formando una comunidad increíble. De lo que seríamos capaces unidas!! ;-)
Ser madre nos aporta infinidad de satisfacciones y momentos babero. Por momentos babero no me refiero precisamente a dar de comer a nuestros pequeñines. Hablo de esos instantes en los que nos quedamos embobadas mirando a los bebés sonreír, enseñar un diente, hablar, dormir o simplemente mirarnos. Pero los peques también nos dan sustos porque, a partir de cierta edad, se mueven mucho y no se les puede perder de vista ni un instante. Mi hijo no camina todavía pero a sus 9 meses está en ese momento en el que lo dejas sentado en su alfombra y al minuto, no sabes como, está de morros contra el suelo. Cuando no tiene ganas de aguantarse con la mano, se deja caer y mejor que no lo haga sobre algún juguete. A veces me pregunto si dramatiza las cosas para conseguir su más preciado tesoro, el que lo calma todo, el chupete. Desde aquí mi admiración y gratitud para el inventor del chupete. Mi siguiente reconocimiento será para el inventor de la fórmula para quitárselo porque me temo que será una tarea difícil. Recuperando el hilo, como os comentaba, estamos en el momento en que el niño ve algo y lo tiene que coger. Mientras sea algo que tenga a su alcance, no hay problema, pero cuando hay alturas de por medio, mal. Y un descuido de segundos puede ser más que suficiente.
Hace unas semanas pasó lo que os estáis imaginando, mi niño se cayó del cochecito de cabeza buscando aún no sé el qué. Lo acabábamos de desabrochar porque habíamos llegado a casa y el momento de coger él teléfono a escasos centímetros suyos fue lo que tardó en sacar el cuerpo hacia un lado. Os imaginaréis el susto que nos llevamos. El niño lloró cinco minutos, ni uno más, pero había que llevarlo a urgencias porque un coscorrón en la cabeza se ha de mirar. Como os decía, el peque apenas lloró unos minutos pero yo lloré en casa, en el taxi, en urgencias, en radiografías, al salir del hospital, al llegar a casa.... El resto de madres en urgencias me miraban con cara de compasión como si estuvieran viendo un clásico en toda regla. Vamos, que se veía a leguas que era una mamá primeriza viviendo la primera de muchas caídas de su bebé. Durante la espera, mis "compañeras" se dedicaron a explicarme anécdotas de las caídas de sus hijos. Supongo que para hacerme sentir mejor y ayudarme a sacar de encima ese terrible sentimiento de culpabilidad. Pero hasta que un médico no me dijera que podía estar tranquila, nada me podría consolar. Aún así, agradezco mucho a estas mamis que me intentaran sosegar. Comprobé realmente que esto es algo que pasa muy a menudo lógicamente y que el peor golpe es el primero (siempre que no sea algo grave por supuesto). También me comentaron que los niños son más trastos que las niñas. Pues vamos bien, si a estas alturas ya es travieso, cuando camine qué hago????
Después de saltarme todo el protocolo a mi llegada y plantarme delante de una doctora en urgencias sin pasar por recepción ni la sala de espera (era la primera vez que iba, todo hay que decirlo), me tranquilizaron con una primera y rápida observación. Después estuve ese ratito esperando con las otras madres y luego ya llegaron las radiografías. Descartaron hacer una de cabeza porque no había ni chichón. Hicieron un par de la clavícula porque el niño se había quejado al palparle. Durante unos minutos rumiamos la posibilidad de una fisura. En ese rato, unas madres que nos acompañaban nos hicieron el relato de turno de la rotura de clavícula de sus sobrinos/primos/hijos/etc. Lejos de consolarnos a mi marido y a mi, nos angustiaba todavía más imaginar a pobres críos así aunque en el fondo dudábamos que fuese nuestro caso porque nuestro hijo estaba tan pancho. Finalmente, ni fisura ni nada. Nos volvimos con el peque como una rosa y la recomendación de observarlo un poquito durante la noche.
Estas experiencias sirven realmente para aprender a no bajar nunca la guardia y darnos cuenta de la responsabilidad tan grande que tenemos. También debemos ser menos duras con nosotras mismas. Tuve un sentimiento de culpabilidad enorme aquella noche porque, ciertamente, esa caída era evitable. Pero cuando los niños caminan y no podemos estar a su lado las 24h, también caerán y se darán golpes. Está claro que tomaremos las precauciones necesarias para que se muevan en un entorno seguro pero tropezarán, caerán y llorarán. El primer golpe duele el doble porque es el primer susto y la primera visita a urgencias. Me sentí como si me graduara finalmente al escuchar a las otras madres y por dentro las envidié al verlas tan seguras. También llamamos a una amiga a la que pusimos en un compromiso sin querer porque cuando se trata del hijo de otros, no puedes decirle que lo observe y se quede en casa si aparentemente está todo bien. Nos recomendó ir de urgencias. Normal, si luego se complicara por no haber acudido a un médico, se sentiría fatal. Desde luego, tratándose de bebés yo recomedaré mil veces ir a urgencias y salir de dudas.
Una lección más en esta carrera como madre. ¡Y lo que está por llegar!
Antes de explicaros a qué me refiero con este título tan ambiguo (os he picado la curiosidad?? jeje), me gustaría comentar una iniciativa fantástica que están teniendo madres bloggeras de todo el mundo. Se trata del Best Blog Award, un premio que se concede a través de una cadena de votos entre bloggeras. Si una es escogida entre las once premiadas de una mami, debe seguir la cadena votando once blogs más y respondiendo una serie de preguntas. Las premiadas hacen lo mismo y así sucesivamente. Es una manera original de dar a conocer nuestros Blogs y hacer un reconocimiento a los relatos de otras madres. Pues bien, es un honor para este Blog haber sido votado por una mami venezolana: Patricia Rodríguez, autora del precioso Blog "El camino de la maternidad". Muchísimas gracias Patricia!!
En mi próximo post daré mis once premios. Me hace mucha ilusión formar parte de esta cadena y comprobar que estamos formando una comunidad increíble. De lo que seríamos capaces unidas!! ;-)
Ser madre nos aporta infinidad de satisfacciones y momentos babero. Por momentos babero no me refiero precisamente a dar de comer a nuestros pequeñines. Hablo de esos instantes en los que nos quedamos embobadas mirando a los bebés sonreír, enseñar un diente, hablar, dormir o simplemente mirarnos. Pero los peques también nos dan sustos porque, a partir de cierta edad, se mueven mucho y no se les puede perder de vista ni un instante. Mi hijo no camina todavía pero a sus 9 meses está en ese momento en el que lo dejas sentado en su alfombra y al minuto, no sabes como, está de morros contra el suelo. Cuando no tiene ganas de aguantarse con la mano, se deja caer y mejor que no lo haga sobre algún juguete. A veces me pregunto si dramatiza las cosas para conseguir su más preciado tesoro, el que lo calma todo, el chupete. Desde aquí mi admiración y gratitud para el inventor del chupete. Mi siguiente reconocimiento será para el inventor de la fórmula para quitárselo porque me temo que será una tarea difícil. Recuperando el hilo, como os comentaba, estamos en el momento en que el niño ve algo y lo tiene que coger. Mientras sea algo que tenga a su alcance, no hay problema, pero cuando hay alturas de por medio, mal. Y un descuido de segundos puede ser más que suficiente.
Hace unas semanas pasó lo que os estáis imaginando, mi niño se cayó del cochecito de cabeza buscando aún no sé el qué. Lo acabábamos de desabrochar porque habíamos llegado a casa y el momento de coger él teléfono a escasos centímetros suyos fue lo que tardó en sacar el cuerpo hacia un lado. Os imaginaréis el susto que nos llevamos. El niño lloró cinco minutos, ni uno más, pero había que llevarlo a urgencias porque un coscorrón en la cabeza se ha de mirar. Como os decía, el peque apenas lloró unos minutos pero yo lloré en casa, en el taxi, en urgencias, en radiografías, al salir del hospital, al llegar a casa.... El resto de madres en urgencias me miraban con cara de compasión como si estuvieran viendo un clásico en toda regla. Vamos, que se veía a leguas que era una mamá primeriza viviendo la primera de muchas caídas de su bebé. Durante la espera, mis "compañeras" se dedicaron a explicarme anécdotas de las caídas de sus hijos. Supongo que para hacerme sentir mejor y ayudarme a sacar de encima ese terrible sentimiento de culpabilidad. Pero hasta que un médico no me dijera que podía estar tranquila, nada me podría consolar. Aún así, agradezco mucho a estas mamis que me intentaran sosegar. Comprobé realmente que esto es algo que pasa muy a menudo lógicamente y que el peor golpe es el primero (siempre que no sea algo grave por supuesto). También me comentaron que los niños son más trastos que las niñas. Pues vamos bien, si a estas alturas ya es travieso, cuando camine qué hago????
Después de saltarme todo el protocolo a mi llegada y plantarme delante de una doctora en urgencias sin pasar por recepción ni la sala de espera (era la primera vez que iba, todo hay que decirlo), me tranquilizaron con una primera y rápida observación. Después estuve ese ratito esperando con las otras madres y luego ya llegaron las radiografías. Descartaron hacer una de cabeza porque no había ni chichón. Hicieron un par de la clavícula porque el niño se había quejado al palparle. Durante unos minutos rumiamos la posibilidad de una fisura. En ese rato, unas madres que nos acompañaban nos hicieron el relato de turno de la rotura de clavícula de sus sobrinos/primos/hijos/etc. Lejos de consolarnos a mi marido y a mi, nos angustiaba todavía más imaginar a pobres críos así aunque en el fondo dudábamos que fuese nuestro caso porque nuestro hijo estaba tan pancho. Finalmente, ni fisura ni nada. Nos volvimos con el peque como una rosa y la recomendación de observarlo un poquito durante la noche.
Estas experiencias sirven realmente para aprender a no bajar nunca la guardia y darnos cuenta de la responsabilidad tan grande que tenemos. También debemos ser menos duras con nosotras mismas. Tuve un sentimiento de culpabilidad enorme aquella noche porque, ciertamente, esa caída era evitable. Pero cuando los niños caminan y no podemos estar a su lado las 24h, también caerán y se darán golpes. Está claro que tomaremos las precauciones necesarias para que se muevan en un entorno seguro pero tropezarán, caerán y llorarán. El primer golpe duele el doble porque es el primer susto y la primera visita a urgencias. Me sentí como si me graduara finalmente al escuchar a las otras madres y por dentro las envidié al verlas tan seguras. También llamamos a una amiga a la que pusimos en un compromiso sin querer porque cuando se trata del hijo de otros, no puedes decirle que lo observe y se quede en casa si aparentemente está todo bien. Nos recomendó ir de urgencias. Normal, si luego se complicara por no haber acudido a un médico, se sentiría fatal. Desde luego, tratándose de bebés yo recomedaré mil veces ir a urgencias y salir de dudas.
Una lección más en esta carrera como madre. ¡Y lo que está por llegar!
domingo, 5 de mayo de 2013
¡Feliz día de la madre!
Hola mamis!!!
Hoy el espíritu del post es obligado porque en un día como hoy toca hacer un homenaje a toooodas las madres del mundo. Porque a todas, absolutamente todas, nos une el sentimiento más grande que existe, el amor incondicional por nuestros hijos. Una vez nos convertimos en madres, esos seres pequeños e indefensos se convierten en nuestra razón de ser. Creíamos que nunca querríamos a nadie más que a nuestros padres, hermanos o pareja pero en cuanto sabemos que estamos embarazadas, eso que crece dentro de nosotras lo es todo ya en nuestra vida. Mucho antes de verle la carita lo sentimos y lo sabemos. No sé si será porque nos necesitan absolutamente para sobrevivir, porque se ha forjado ya algún tipo de conexión en el vientre materno o sencillamente porque son parte de nosotras. Pero nos enamoramos de esa criatura hasta lo más profundo de nuestro corazón. Y este sentimiento no se desgasta ni se apaga. Ese amor se irá con nosotras cuando nos despidamos de este mundo. Y seguro que desde dónde estemos seguiremos queriendo a nuestros hijos.
Pero ser madre no es únicamente querer, también es sufrir y preocuparse. "Cuando seas madre ya me entenderás". A quién no le ha soltado alguna vez esta frase su madre? Pues tienen razón, claro. Pero creo que hay que saber convivir con ese sufrimiento y no expresarlo continuamente cuando nuestros hijos se constipan, han de trabajar de noche, salir de viaje o simplemente pasan por cualquier problema. Ahora voy a hablar como hija. Siempre he sabido que mi madre estaba ahí. Para compartir alegrías, desahogarme, refugiarme... Y ella nunca ha escondido su preocupación cuando me ha pasado cualquier cosa, aunque fuera la tontería más insignificante. Y no nos engañemos, que nos caiga el sermón de "Cuídate, ve al médico, no salgas, ve con cuidado" acompañado de las pertinentes llamadas de comprobación nos ha agobiado en muchas ocasiones. Claro que también me pregunto, si un día mi madre llegara a despreocuparse, lo echaría de menos? Cuando mi hijo sea mayor, haré lo mismo o, como he dicho antes, lograré controlarme? Seré una drama mamá como cuenta nuestra famosa compañera blogger? Espero que no pero tampoco voy a poner la mano en el fuego.
Hay cosas que van incluídas en el contrato de madre. Querer saber en todo momento dónde y cómo están nuestros hijos, si se encuentran bien o si tienen todo lo que necesitan son cosas básicas. Después llegan los aspectos profundos de la vida como saber que va a poder volar solo y crear su propia família. Creo que el ser abuelo llena tantísimo a nuestros padres porque ven su tarea completada. Nos han tenido, nos han criado y han visto como hemos creado nuestra família como ellos hicieron en su día. Pocas cosas deben causar tanto orgullo como esta.
Cuando maduramos aprendemos a estar agradecidas a nuestras madres por el sacrificio que han aceptado durante toda su vida por cuidarnos, educarnos y llevarnos de la mano hasta que nos hemos convertido en seres adultos. Pero no es hasta que somos madres y vivimos en primera persona ese proceso que nos damos cuenta realmente de lo que significa. Por otro lado, somos madres del siglo XXI y las cosas son más fáciles ahora aunque solo sea porque la tecnología y diseño ha avanzado faciltándonos las tareas diarias (os imaginais usar y lavar cada día pañales de tela????) y porque los papás se implican muchísimo más en todo. Con lo cual, aún tiene más mérito lo que hicieron nuestras predecesoras. Así que, si más argumentación, quiero dar las gracias a todas nuestras madres por enseñarnos a querer y a cumplir con el mejor papel de esta película que es la vida, el de madres. Y a todas vosotras, mamis, que tengáis un muuuuy feliz día!!
Hoy el espíritu del post es obligado porque en un día como hoy toca hacer un homenaje a toooodas las madres del mundo. Porque a todas, absolutamente todas, nos une el sentimiento más grande que existe, el amor incondicional por nuestros hijos. Una vez nos convertimos en madres, esos seres pequeños e indefensos se convierten en nuestra razón de ser. Creíamos que nunca querríamos a nadie más que a nuestros padres, hermanos o pareja pero en cuanto sabemos que estamos embarazadas, eso que crece dentro de nosotras lo es todo ya en nuestra vida. Mucho antes de verle la carita lo sentimos y lo sabemos. No sé si será porque nos necesitan absolutamente para sobrevivir, porque se ha forjado ya algún tipo de conexión en el vientre materno o sencillamente porque son parte de nosotras. Pero nos enamoramos de esa criatura hasta lo más profundo de nuestro corazón. Y este sentimiento no se desgasta ni se apaga. Ese amor se irá con nosotras cuando nos despidamos de este mundo. Y seguro que desde dónde estemos seguiremos queriendo a nuestros hijos.
Pero ser madre no es únicamente querer, también es sufrir y preocuparse. "Cuando seas madre ya me entenderás". A quién no le ha soltado alguna vez esta frase su madre? Pues tienen razón, claro. Pero creo que hay que saber convivir con ese sufrimiento y no expresarlo continuamente cuando nuestros hijos se constipan, han de trabajar de noche, salir de viaje o simplemente pasan por cualquier problema. Ahora voy a hablar como hija. Siempre he sabido que mi madre estaba ahí. Para compartir alegrías, desahogarme, refugiarme... Y ella nunca ha escondido su preocupación cuando me ha pasado cualquier cosa, aunque fuera la tontería más insignificante. Y no nos engañemos, que nos caiga el sermón de "Cuídate, ve al médico, no salgas, ve con cuidado" acompañado de las pertinentes llamadas de comprobación nos ha agobiado en muchas ocasiones. Claro que también me pregunto, si un día mi madre llegara a despreocuparse, lo echaría de menos? Cuando mi hijo sea mayor, haré lo mismo o, como he dicho antes, lograré controlarme? Seré una drama mamá como cuenta nuestra famosa compañera blogger? Espero que no pero tampoco voy a poner la mano en el fuego.
Hay cosas que van incluídas en el contrato de madre. Querer saber en todo momento dónde y cómo están nuestros hijos, si se encuentran bien o si tienen todo lo que necesitan son cosas básicas. Después llegan los aspectos profundos de la vida como saber que va a poder volar solo y crear su propia família. Creo que el ser abuelo llena tantísimo a nuestros padres porque ven su tarea completada. Nos han tenido, nos han criado y han visto como hemos creado nuestra família como ellos hicieron en su día. Pocas cosas deben causar tanto orgullo como esta.
Cuando maduramos aprendemos a estar agradecidas a nuestras madres por el sacrificio que han aceptado durante toda su vida por cuidarnos, educarnos y llevarnos de la mano hasta que nos hemos convertido en seres adultos. Pero no es hasta que somos madres y vivimos en primera persona ese proceso que nos damos cuenta realmente de lo que significa. Por otro lado, somos madres del siglo XXI y las cosas son más fáciles ahora aunque solo sea porque la tecnología y diseño ha avanzado faciltándonos las tareas diarias (os imaginais usar y lavar cada día pañales de tela????) y porque los papás se implican muchísimo más en todo. Con lo cual, aún tiene más mérito lo que hicieron nuestras predecesoras. Así que, si más argumentación, quiero dar las gracias a todas nuestras madres por enseñarnos a querer y a cumplir con el mejor papel de esta película que es la vida, el de madres. Y a todas vosotras, mamis, que tengáis un muuuuy feliz día!!
domingo, 28 de abril de 2013
A la guardería
Buenos días! (aunque no se pueda tomar literalmente en Barcelona dónde nos levantamos por tercer día consecutivo lloviendo)
Hasta hace pocos días he vivido a mi alrededor el estrés y las discusiones entre parejas de amigos a los que les tocaba escoger colegio para sus hijos. No sólo han tenido que superar el escollo de las preferencias y sorteos sino que muchos de ellos han vivido una lucha de meses y meses para ponerse de acuerdo entre ambos. Así que cuando ha habido fumata blanca, algunos se han sentido doblemente triunfadores. Pero no voy a adentrarme en los colegios porque a mi todavía me queda lejos y no me he implicado aún en los intríngulis del tema. Aún así, promete que en su día será un post jugoso ("Mi colegio o el tuyo? Religioso o no? El que está cerca de mis padres o de los tuyos? Privado o concertado? Alemán o francés? El que nos costará sueldo y medio o el otro? Te das cuenta de que con el segundo hijo habrá que desembolsar lo mismo? Arrrrgh!!). Ir detrás de muchos amigos te da la ventaja de ver venir las "crisis" con margen y prepararte con tu pareja para apaciguar impactos a la hora de tomar decisiones trascendentales. Pero como decía, lo que nos toca ahora es: la guardería.
Si con el colegio las decisiones son muchas y variadas, con la guardería parece que se resume en dos. La primera: guardería sí o no. Y la segunda: pública o privada. Aunque yo eliminaría la segunda porque creo que casi todos prefieren la pública por sus equipaciones y porque el desembolso de las privadas es bastante importante. Entonces, muchos se plantean básicamente la decisión de si llevan a sus hij@s a la guardería o si los dejan con los abuelos en el caso de que los dos padres trabajen. A mi me han dado muy buenas razones para llevar a mi hijo a la guardería: se relacionará con otros niños, aprenderá a comer solo y a adquirir cierta disciplina, se librará de la mamitis/papitis/abuelitis, será más extrovertido, disfrutará, aprenderá, nos dará cierta libertad horaria... Realmente, la mayoría de peques disfrutan en la guardería y, en mi opinión, se lo pasan mejor que estando exclusivamente con mamá o los abuelos. Allí diseñan juegos didácticos que en casa no podríamos llevar a cabo. Además, tampoco tenemos un patio de recreo entre otras muchas cosas. Y no nos engañemos, en casa les dedicamos ratos para jugar o enseñarles cosas pero buena parte del tiempo se distraen solos. (Esto me recuerda que, en breve, tocará protegerlo de todas esas zonas potencialmente peligrosas: enchufes, cantos de los muebles, objetos pequeños, armarios bajos con productos tóxicos, etc )
Ahora bien, por otro lado también ha habido quién me ha dejado ir aquello de: "¿No lo llevas a la guardería aún? Pues cuanto más tarde, mejor. Te aviso que cuando lo lleves, lo tendrás enfermo cada quince días" Ah, pues muy bien. La cancioncita de que en la guarde lo cogen todo la conozco desde antes de estar embarazada y por supuesto que me lo creo, no penséis que me lo tomo a guasa. Pero que me adviertan de antemano de que cada dos semanas va a caer enfermo... Pues ya es demasiado para asumir. No pienso que me digan cosas así para meterme el miedo en el cuerpo, seguro que esta madre lo vivió y lo sufrió como cuenta. Pero acabé teniendo la sensación que en septiembre voy a llevar a mi hijo a un campamento hospitalario en vez de a una guardería. Entonces escucho las reflexiones del resto de madres:que se le reforzarán las defensas, que va a tener que pasar por eso, que es inevitable porque entre todos se lo pasan todo por la boca... Hay que resignarse? Pues supongo que sí. Y como en todo en la vida, hay que mirar el lado bueno de las cosas y no quedarse con lo peor.
Hasta aquí los pros y los contras. Ahora vamos a restar trascendencia al asunto. Antes, el concepto que teníamos de guardería era el de un sitio en el que dejar al pequeño para que lo cuidaran mientras trabajas. Y antes, nuestras madres amas de casa, nos llevaban allí un año antes de entrar en el colegio. Ni aprendimos más tarde las cosas ni nos convertimos en niños autistas por no relacionarnos con otros críos hasta los 3 años. Ahora se nos explica que las guarderías son mucho más que un "centro de canguros" y, como avanzan los estudios en todo, los niños pueden aprender cosas desde mucho antes. Con esto quiero poner en práctica una vez más mi análisis de la balanza. Las guarderías son una opción fantástica para los niños pero no es algo absolutamente necesario para su crecimiento. Si tenemos la posibilidad de llevarlos a una, yo lo recomendaría. Y si no puede ser y se queda en casa con la família, tampoco pasará nada. Como os comentaba al principio del párrafo, yo sólo fui un año y aprendí los colores igual de bien que cualquier otro niño. Os cuento a modo de "anécdota" algo que nos explicaron unos amigos. La hija de unos conocidos fue a la guardería unos meses más tarde que sus amigas. Se la veía mucho más introvertida y vergonzosa que el resto. Apenas la podía coger nadie que no fuera su madre o abuela. Enseguida hicieron la reflexión de que se notaba que no iba a la guardería con otros niños. Pues bien, a sus tres años y medio, la niña va a la guardería y tiene amigas pero es exactamente igual de vergonzosa con todos a los que no conoce. Era culpa de la guardería? No, es sencillamente su personalidad. No nos podemos apresurar a sacar conclusiones acerca de las bondades o desventajas de las guarderías porque cada niño es único.
Tenemos claro que queremos llevar a nuestro pequeño a la guardería en septiembre, con 13 meses. Porque le encantan los bebés y suponemos que se relacionará fácilmente con otros peques, porque adquirirá autonomía en ciertas cosas y aprenderá. Naturalmente, también porque trabajamos y no queremos imponer a los abuelos una obligación diaria con su nieto. Y entonces llegará ese momento típico y tópico que te explican todas las madres, el de la separación por primera vez en la puerta de la guardería. Hay varias posibilidades: el niño llora y la madre llora, el niño no llora y la madre llora, no llora ninguno... El niño llora y la madre no? No, seguro que esta no! Tal y como es mi peque, creo que abrirá los ojos como platos para no perderse nada y no tendrá tiempo de llorar. Y yo, pues espero no dramatizar más de la cuenta, jaja
Un abrazo mamis!
Hasta hace pocos días he vivido a mi alrededor el estrés y las discusiones entre parejas de amigos a los que les tocaba escoger colegio para sus hijos. No sólo han tenido que superar el escollo de las preferencias y sorteos sino que muchos de ellos han vivido una lucha de meses y meses para ponerse de acuerdo entre ambos. Así que cuando ha habido fumata blanca, algunos se han sentido doblemente triunfadores. Pero no voy a adentrarme en los colegios porque a mi todavía me queda lejos y no me he implicado aún en los intríngulis del tema. Aún así, promete que en su día será un post jugoso ("Mi colegio o el tuyo? Religioso o no? El que está cerca de mis padres o de los tuyos? Privado o concertado? Alemán o francés? El que nos costará sueldo y medio o el otro? Te das cuenta de que con el segundo hijo habrá que desembolsar lo mismo? Arrrrgh!!). Ir detrás de muchos amigos te da la ventaja de ver venir las "crisis" con margen y prepararte con tu pareja para apaciguar impactos a la hora de tomar decisiones trascendentales. Pero como decía, lo que nos toca ahora es: la guardería.
Si con el colegio las decisiones son muchas y variadas, con la guardería parece que se resume en dos. La primera: guardería sí o no. Y la segunda: pública o privada. Aunque yo eliminaría la segunda porque creo que casi todos prefieren la pública por sus equipaciones y porque el desembolso de las privadas es bastante importante. Entonces, muchos se plantean básicamente la decisión de si llevan a sus hij@s a la guardería o si los dejan con los abuelos en el caso de que los dos padres trabajen. A mi me han dado muy buenas razones para llevar a mi hijo a la guardería: se relacionará con otros niños, aprenderá a comer solo y a adquirir cierta disciplina, se librará de la mamitis/papitis/abuelitis, será más extrovertido, disfrutará, aprenderá, nos dará cierta libertad horaria... Realmente, la mayoría de peques disfrutan en la guardería y, en mi opinión, se lo pasan mejor que estando exclusivamente con mamá o los abuelos. Allí diseñan juegos didácticos que en casa no podríamos llevar a cabo. Además, tampoco tenemos un patio de recreo entre otras muchas cosas. Y no nos engañemos, en casa les dedicamos ratos para jugar o enseñarles cosas pero buena parte del tiempo se distraen solos. (Esto me recuerda que, en breve, tocará protegerlo de todas esas zonas potencialmente peligrosas: enchufes, cantos de los muebles, objetos pequeños, armarios bajos con productos tóxicos, etc )
Ahora bien, por otro lado también ha habido quién me ha dejado ir aquello de: "¿No lo llevas a la guardería aún? Pues cuanto más tarde, mejor. Te aviso que cuando lo lleves, lo tendrás enfermo cada quince días" Ah, pues muy bien. La cancioncita de que en la guarde lo cogen todo la conozco desde antes de estar embarazada y por supuesto que me lo creo, no penséis que me lo tomo a guasa. Pero que me adviertan de antemano de que cada dos semanas va a caer enfermo... Pues ya es demasiado para asumir. No pienso que me digan cosas así para meterme el miedo en el cuerpo, seguro que esta madre lo vivió y lo sufrió como cuenta. Pero acabé teniendo la sensación que en septiembre voy a llevar a mi hijo a un campamento hospitalario en vez de a una guardería. Entonces escucho las reflexiones del resto de madres:que se le reforzarán las defensas, que va a tener que pasar por eso, que es inevitable porque entre todos se lo pasan todo por la boca... Hay que resignarse? Pues supongo que sí. Y como en todo en la vida, hay que mirar el lado bueno de las cosas y no quedarse con lo peor.
Hasta aquí los pros y los contras. Ahora vamos a restar trascendencia al asunto. Antes, el concepto que teníamos de guardería era el de un sitio en el que dejar al pequeño para que lo cuidaran mientras trabajas. Y antes, nuestras madres amas de casa, nos llevaban allí un año antes de entrar en el colegio. Ni aprendimos más tarde las cosas ni nos convertimos en niños autistas por no relacionarnos con otros críos hasta los 3 años. Ahora se nos explica que las guarderías son mucho más que un "centro de canguros" y, como avanzan los estudios en todo, los niños pueden aprender cosas desde mucho antes. Con esto quiero poner en práctica una vez más mi análisis de la balanza. Las guarderías son una opción fantástica para los niños pero no es algo absolutamente necesario para su crecimiento. Si tenemos la posibilidad de llevarlos a una, yo lo recomendaría. Y si no puede ser y se queda en casa con la família, tampoco pasará nada. Como os comentaba al principio del párrafo, yo sólo fui un año y aprendí los colores igual de bien que cualquier otro niño. Os cuento a modo de "anécdota" algo que nos explicaron unos amigos. La hija de unos conocidos fue a la guardería unos meses más tarde que sus amigas. Se la veía mucho más introvertida y vergonzosa que el resto. Apenas la podía coger nadie que no fuera su madre o abuela. Enseguida hicieron la reflexión de que se notaba que no iba a la guardería con otros niños. Pues bien, a sus tres años y medio, la niña va a la guardería y tiene amigas pero es exactamente igual de vergonzosa con todos a los que no conoce. Era culpa de la guardería? No, es sencillamente su personalidad. No nos podemos apresurar a sacar conclusiones acerca de las bondades o desventajas de las guarderías porque cada niño es único.
Tenemos claro que queremos llevar a nuestro pequeño a la guardería en septiembre, con 13 meses. Porque le encantan los bebés y suponemos que se relacionará fácilmente con otros peques, porque adquirirá autonomía en ciertas cosas y aprenderá. Naturalmente, también porque trabajamos y no queremos imponer a los abuelos una obligación diaria con su nieto. Y entonces llegará ese momento típico y tópico que te explican todas las madres, el de la separación por primera vez en la puerta de la guardería. Hay varias posibilidades: el niño llora y la madre llora, el niño no llora y la madre llora, no llora ninguno... El niño llora y la madre no? No, seguro que esta no! Tal y como es mi peque, creo que abrirá los ojos como platos para no perderse nada y no tendrá tiempo de llorar. Y yo, pues espero no dramatizar más de la cuenta, jaja
Un abrazo mamis!
domingo, 21 de abril de 2013
Jugar y descubrir
Buenos días!!
Seguro que os habréis cansado de escuchar aquello de que cuando vuestros bebés comienzan a jugar, se les han de estimular mucho los sentidos y conviene ayudar a que desarrollen sus habilidades. Ya os conté que para Navidad pedimos juguetes con luces y sonidos. Y estamos muy contentos aunque algo saturados de la música. Nos sorprende que el crío no haya dado ya una patada a la granja y la selva pero aún nos sorprende más la duración de las pilas. En fin, lo de aporrear botones y luces funciona, perfecto. Ahora bien, hay juguetes que dan por supuestas algunas habilidades a partir de una edad concreta y la gran mayoría de veces te das cuenta de que es muy pronto. Por ejemplo, aquellos en los que hay que encajar piezas para que entren en el coche, la casa, etc O los que se basan en apilar cubos o aros. Lo de a partir de los 6 meses es relativo. Olvidaos de los 6 meses y tirad alto.
No nos engañemos, quitando las luces y músicas, hasta el año de edad, el pasatiempo favorito de los pequeños es meterse las cosas en la boca para, inmediatamente después, lanzarlas al suelo. Esto lo repiten una vez, y otra, y otra, y otra.... Por otro lado, podemos reunir una fortuna en peluches y juguetes pequeños, grandes, enormes.... Y al final, lo que más los obsesionará será lo más tonto que haya encima de la mesa y que, por supuesto, no será ningún tipo de objeto infantil/educativo. El juguete favorito de mi hijo, sin ir más lejos, es el paquete de kleenex. El caso es que, como madre primeriza, al principio le encuentras peligro a casi todo. Y cuando no se lo encuentras tú, se lo encuentra el familiar que tienes al lado así que le quitas los kleenex para no encontrártelo con una bola de papel babeado en la boca. Y a raíz de esto último me viene a la mente algo que podría inspirar otro post. ¿Por qué cuando te quitas los miedos de encima y decides ser más flexible con tu hijo porque realmente no hay amenaza, has de escuchar una voz que te dice "Quítale eso, no le des eso, cuidado con eso"? Y tu haces caso para no parecer una madre irresponsable.
Recuperemos el hilo. Efectivamente, los críos se divierten con la cosa más tonta que haya por casa. Y por eso os quiero hablar de un juego ciertamente educativo que me descubrió mi cuñada que trabaja en una guardería: "La panera de los tesoros". Seguramente haya alguna que no ha oído hablar nunca de esto. Yo no lo conocía hasta hace unos meses. Se trata de un juego de exploración pensado para bebés de entre 6 y 12 meses aunque lo ideal es comenzar cuando estos se aguanten sentados. Consiste en reunir dentro de una panera una serie de objetos cuotidianos de diferentes texturas y olores para que los pequeños descubran diferentes materiales a través del tacto, nuevos sonidos al jugar con ellos, olores, colores... En definitiva, se intenta estimular sus cinco sentidos. Se intenta que los objetos estén fabricados con materiales naturales y que, por supuesto, no resulten peligrosos para los pequeños cuando los manipulen. Por ejemplo, la panera que nos regalaron hace poco contiene, entre otras cosas, un cepillo de dientes, un trozo de madera, un colador, una piñata, un cazo, un tapón, un rollo de lana, la cáscara de un coco, un peine, un cascabel, un pincel, un trozito de estropajo, un batidor manual, etc
Jugar con la panera de los tesoros proporciona al pequeño la oportunidad de interesarse por las cosas que tiene delante y desarrollar su capacidad de coordinar el ojo, la mano y la boca. No hay peligro en el hecho de que se lleve estos objetos a la boca mientras no se rompan o estropeen. De hecho, es como descubren todo a esta edad. La panera se puede llenar con 60 objetos o más y se puede compartir entre varios niños. Os pego información interesante al respecto. Llevamos unos días probando este juego en casa y la verdad es que le encanta a nuestro peque. Os animo a que os montéis vuestra propia panera de los tesoros si tenéis un hijo de esta edad. Es una idea original, educativa, divertida, práctica y económica. Y si van a acabar jugando con lo primero que encuentren por casa, pues mejor nos adelantamos. Ya me contaréis vuestra experiencia!
OBJETIVOS
DIDÁCTICOS
CARACTERÍSTICAS
DE
DURACIÓN
ESPACIO
OBJETOS
Seguro que os habréis cansado de escuchar aquello de que cuando vuestros bebés comienzan a jugar, se les han de estimular mucho los sentidos y conviene ayudar a que desarrollen sus habilidades. Ya os conté que para Navidad pedimos juguetes con luces y sonidos. Y estamos muy contentos aunque algo saturados de la música. Nos sorprende que el crío no haya dado ya una patada a la granja y la selva pero aún nos sorprende más la duración de las pilas. En fin, lo de aporrear botones y luces funciona, perfecto. Ahora bien, hay juguetes que dan por supuestas algunas habilidades a partir de una edad concreta y la gran mayoría de veces te das cuenta de que es muy pronto. Por ejemplo, aquellos en los que hay que encajar piezas para que entren en el coche, la casa, etc O los que se basan en apilar cubos o aros. Lo de a partir de los 6 meses es relativo. Olvidaos de los 6 meses y tirad alto.
No nos engañemos, quitando las luces y músicas, hasta el año de edad, el pasatiempo favorito de los pequeños es meterse las cosas en la boca para, inmediatamente después, lanzarlas al suelo. Esto lo repiten una vez, y otra, y otra, y otra.... Por otro lado, podemos reunir una fortuna en peluches y juguetes pequeños, grandes, enormes.... Y al final, lo que más los obsesionará será lo más tonto que haya encima de la mesa y que, por supuesto, no será ningún tipo de objeto infantil/educativo. El juguete favorito de mi hijo, sin ir más lejos, es el paquete de kleenex. El caso es que, como madre primeriza, al principio le encuentras peligro a casi todo. Y cuando no se lo encuentras tú, se lo encuentra el familiar que tienes al lado así que le quitas los kleenex para no encontrártelo con una bola de papel babeado en la boca. Y a raíz de esto último me viene a la mente algo que podría inspirar otro post. ¿Por qué cuando te quitas los miedos de encima y decides ser más flexible con tu hijo porque realmente no hay amenaza, has de escuchar una voz que te dice "Quítale eso, no le des eso, cuidado con eso"? Y tu haces caso para no parecer una madre irresponsable.
Recuperemos el hilo. Efectivamente, los críos se divierten con la cosa más tonta que haya por casa. Y por eso os quiero hablar de un juego ciertamente educativo que me descubrió mi cuñada que trabaja en una guardería: "La panera de los tesoros". Seguramente haya alguna que no ha oído hablar nunca de esto. Yo no lo conocía hasta hace unos meses. Se trata de un juego de exploración pensado para bebés de entre 6 y 12 meses aunque lo ideal es comenzar cuando estos se aguanten sentados. Consiste en reunir dentro de una panera una serie de objetos cuotidianos de diferentes texturas y olores para que los pequeños descubran diferentes materiales a través del tacto, nuevos sonidos al jugar con ellos, olores, colores... En definitiva, se intenta estimular sus cinco sentidos. Se intenta que los objetos estén fabricados con materiales naturales y que, por supuesto, no resulten peligrosos para los pequeños cuando los manipulen. Por ejemplo, la panera que nos regalaron hace poco contiene, entre otras cosas, un cepillo de dientes, un trozo de madera, un colador, una piñata, un cazo, un tapón, un rollo de lana, la cáscara de un coco, un peine, un cascabel, un pincel, un trozito de estropajo, un batidor manual, etc
Jugar con la panera de los tesoros proporciona al pequeño la oportunidad de interesarse por las cosas que tiene delante y desarrollar su capacidad de coordinar el ojo, la mano y la boca. No hay peligro en el hecho de que se lleve estos objetos a la boca mientras no se rompan o estropeen. De hecho, es como descubren todo a esta edad. La panera se puede llenar con 60 objetos o más y se puede compartir entre varios niños. Os pego información interesante al respecto. Llevamos unos días probando este juego en casa y la verdad es que le encanta a nuestro peque. Os animo a que os montéis vuestra propia panera de los tesoros si tenéis un hijo de esta edad. Es una idea original, educativa, divertida, práctica y económica. Y si van a acabar jugando con lo primero que encuentren por casa, pues mejor nos adelantamos. Ya me contaréis vuestra experiencia!
La panera de los tesoros es una propuesta de juego
integral que favorece la atención, la concentración y la exploración, a la vez
que actúa de estímulo para los cinco sentidos: el descubrimiento y el
desarrollo del tacto, el oído, el gusto, el olfato, la vista y el sentido del
movimiento del cuerpo.
El
papel de la educadora, que no interviene de forma directa en la actividad,
consiste en seleccionar los objetos en función de sus cualidades y presentar la
actividad a los niños de forma motivadora, para posteriormente observar con
detalle las reacciones de los niños, registrarlas y hacer una valoración.
OBJETIVOS
DIDÁCTICOS
- Favorecer
la capacidad de concentración, atención y exploración.
- Descubrir
las propiedades de los objetos.
- Ejercitar
la autonomía del niño, fomentando que aprenda solo y por si mismo.
- Favorecer
la estructuración del pensamiento.
- Favorecer
la estimulación de todos los sentidos (oído, tacto, vista, olfato y
gusto).
- Favorecer
la socialización e interacción.
- Desarrollar
la coordinación ojo-mano, así como la prensión fina (pinza).
CARACTERÍSTICAS
DE LA PANERA
Cesto
de mimbre duro, de unos 35 cm
de diámetro y unos 8 de altura. Es importante que el cesto sea sólido, plano,
estable y que no tenga asas. Ha de tener mínimo unos 60 objetos.
DURACIÓN
Dependerá
del nivel de atención y exploración de los niños; la educadora recogerá la
actividad cuando haya la mitad del grupo que ha salido del círculo y ya no
siguen la actividad.
ESPACIO
Es
conveniente tener la panera en un rincón estable del rincón de juego de los
niños. Hay que evitar interferencias y favorecer siempre la libre exploración,
manipulación, concentración y atención.
OBJETOS
Los
objetos se han de seleccionar en función de:
- Sus
cualidades: han de ser variados y deben ofrecer el mayor número de
sensaciones posibles, es decir, seleccionar los materiales en función de:
temperatura, textura, color, peso, gusto, olor, ruido, vista, volumen y
forma. Madera, mimbre, metal, objetos naturales, plástico, etc.
- La
seguridad: se ha de valorar que sean seguros y que los niños no puedan
hacerse daño. Por ejemplo: no poner objetos que si se los ponen en la boca
o manipulan dejen restos, que no se puedan romper, que no se corten (por
ejemplo: piedra pómez, nanas, papel celofán, objetos de vidrio fino,
objetos con cantos vivos, lanas o telas que dejen pelusa...).
Renovación/Sustitución
de los objetos: es importante
que, de forma periódica, vayamos introduciendo materiales nuevos.
Sirva
como ejemplo el siguiente Listado de Objetos que podemos
encontrar en una panera:
- Naturales: limones, naranjas, piñas, cáscaras de coco, conchas, caracoles, plumas, tapones de corcho, hojas, granadas, piedras.
- Madera:
palos, cuchara, carraca, pinzas de tender ropa, espejo de madera, peine,
muñecas rusas, anillas, soporte barra cortina, castañuelas, etc.
- Vidrio
y cerámica: botes, bola de decoración, huevos de vidrio,
ceniceros, porta velas, objetos de decoración de vidrio o cerámica, etc.
- Tela:
de diferentes texturas (tul, pana, terciopelo, seda, de pelo…).
- Metálicos:
flanera, molde de cocina, colador, batidor manual, armónica, cucharas,
llaveros con llaves, silbatos, cadenas.
- Goma
y pelo: pelotas, tapón del grifo, tubos de manguera de
diferente anchura y largo, monederos, estuche para las gafas ,…
- Papel
y cartón: cajas, hueveras, pequeño álbum con páginas
decoradas, cilindros de diferentes medidas (de largo y diámetro).
- Manufacturados
con elementos naturales: pelotas de lana, pinceles de cerda
natural, centros de rafia, etc.
- Mimbre:
cajas, posa vasos, cestas con asa, …
domingo, 14 de abril de 2013
Una noche diferente
Hola mamis!
Esta mañana nos hemos levantado solos en casa por primera vez desde hace ocho meses. Decidimos que ya era hora de una noche con amigos. Tocaba salir a bailar y desconectar aprovechando que el peque cena genial, duerme del tirón y desayuna aún mejor. Y los abuelos, encantados de la vida. Además, hacía mucho más que ocho meses que no salíamos porque durante el embarazo apetecía poco o nada. Al principio por sueño y luego por lógica incomodidad. Pues bien, querréis saber qué tal resultó la noche. Lo resumiré en algo así como un incumplimiento de las expectativas.
Me di cuenta de que todo ha cambiado y yo he cambiado. Antes de que imaginéis a una mami añorada o con sentinmiento de culpabilidad, os corregiré porque no suelo dramatizar con estas cosas. Una noche es una noche, no una semana. Y los papis son papis pero también pareja y es sano esquivar la rutina de vez en cuando. Pues bien, puede pasar que salgas después de mucho tiempo y recuperes sensaciones en un local al que solías ir, te reencuentres con amigos, charles, bailes e incluso tomes un par de copas que te alegren un poco. Pero también puede pasar que, después de una cena divertida, acabes en el nuevo local fashion de la ciudad, rodeada de veinteañeras con tacones de 15 centímetros vestidas para matar, donde la música no te suene de nada ni la sepas bailar, que a las dos horas tengas dolor de pies y la copa te haya provocado un efecto somnífero. O sea que tanto planear una salida de las de antes y acabas añorando la cama desde la 1. Entonces miras alrededor en la disco y piensas si todo eso forma parte del pasado, si te animarías a volver a ese ritmo de vida nocturno y te miras al espejo preguntándote: "¿Tendré cara de mami?" Te entra entonces una lucha interior entre las ganas de pasarlo bien por ahi y lo bien que lo puedes pasar metiéndote en la cama a descansar.
Por supuesto que esto es pura anécdota porque cualquier día podemos pasarlo bien saliendo así que no hace falta jubilarnos anticipadamente por una noche de cansancio acumulado. Pero es cierto que conozco pocas mamis que se animen a dejar a los peques para salir. La gran mayoría son más bien caseras o les da pena porque entre semana disfrutan poco de sus hijos con el trabajo o simplemente no tienen con quién dejarlos. Aquí hay opiniones para todos los gustos. Pero creo que es muy importante sacar tiempo para la pareja. Sea yendo al cine por la tarde, a cenar, a tomar una copa, a un concierto o al teatro... En las clases preparto, la comadrona nos ponía de deberes hacer cosas antes del parto y ponernos una fecha límite para volver a salir a cenar, en pareja, después del nacimiento del hijo. Nos "obligaba" a evitar temas como biberones, pañales, cólicos, etc. Entiendo el consejo de desconectar pero también comprendo que, sobre todo al principio, nuestros bebés son nuestro tema de conversación favorito. Y si hablas de ello por placer, pues por qué evitarlo?
Imagino que, como todo en la vida, se basa en el equilibrio perfecto. Tiempo para los hijos, la pareja, la familia y los amigos. Saber identificar cuando la rutina puede estar absorviéndonos y animarnos a improvisar. Y, sobre todo, hacer lo que nos apetezca hacer. A veces será una noche de marcha y otras un fin de semana de casa rural por ejemplo. Tengo una pareja de amigos que desconecta haciendo rutas en moto.
Es curioso lo que cambia la vida. La edad cambia el ritmo, unirte a alguien cambia tus costumbres y tener hijos lo cambia absolutamente todo. Echas la vista atrás y crees que no lo pudiste pasar mejor pero no cambias lo que tienes ahora por nada. Y eso es lo bonito de la vida. Todo son etapas y cada una es maravillosa a su manera.
Os voy a dejar otro vídeo: el rap de los padres. La mejor manera de tomarse el estrés de ser papás, con humor!! Estos sí que necesitan un buen "desconnecting"!! ;-)
Esta mañana nos hemos levantado solos en casa por primera vez desde hace ocho meses. Decidimos que ya era hora de una noche con amigos. Tocaba salir a bailar y desconectar aprovechando que el peque cena genial, duerme del tirón y desayuna aún mejor. Y los abuelos, encantados de la vida. Además, hacía mucho más que ocho meses que no salíamos porque durante el embarazo apetecía poco o nada. Al principio por sueño y luego por lógica incomodidad. Pues bien, querréis saber qué tal resultó la noche. Lo resumiré en algo así como un incumplimiento de las expectativas.
Me di cuenta de que todo ha cambiado y yo he cambiado. Antes de que imaginéis a una mami añorada o con sentinmiento de culpabilidad, os corregiré porque no suelo dramatizar con estas cosas. Una noche es una noche, no una semana. Y los papis son papis pero también pareja y es sano esquivar la rutina de vez en cuando. Pues bien, puede pasar que salgas después de mucho tiempo y recuperes sensaciones en un local al que solías ir, te reencuentres con amigos, charles, bailes e incluso tomes un par de copas que te alegren un poco. Pero también puede pasar que, después de una cena divertida, acabes en el nuevo local fashion de la ciudad, rodeada de veinteañeras con tacones de 15 centímetros vestidas para matar, donde la música no te suene de nada ni la sepas bailar, que a las dos horas tengas dolor de pies y la copa te haya provocado un efecto somnífero. O sea que tanto planear una salida de las de antes y acabas añorando la cama desde la 1. Entonces miras alrededor en la disco y piensas si todo eso forma parte del pasado, si te animarías a volver a ese ritmo de vida nocturno y te miras al espejo preguntándote: "¿Tendré cara de mami?" Te entra entonces una lucha interior entre las ganas de pasarlo bien por ahi y lo bien que lo puedes pasar metiéndote en la cama a descansar.
Por supuesto que esto es pura anécdota porque cualquier día podemos pasarlo bien saliendo así que no hace falta jubilarnos anticipadamente por una noche de cansancio acumulado. Pero es cierto que conozco pocas mamis que se animen a dejar a los peques para salir. La gran mayoría son más bien caseras o les da pena porque entre semana disfrutan poco de sus hijos con el trabajo o simplemente no tienen con quién dejarlos. Aquí hay opiniones para todos los gustos. Pero creo que es muy importante sacar tiempo para la pareja. Sea yendo al cine por la tarde, a cenar, a tomar una copa, a un concierto o al teatro... En las clases preparto, la comadrona nos ponía de deberes hacer cosas antes del parto y ponernos una fecha límite para volver a salir a cenar, en pareja, después del nacimiento del hijo. Nos "obligaba" a evitar temas como biberones, pañales, cólicos, etc. Entiendo el consejo de desconectar pero también comprendo que, sobre todo al principio, nuestros bebés son nuestro tema de conversación favorito. Y si hablas de ello por placer, pues por qué evitarlo?
Imagino que, como todo en la vida, se basa en el equilibrio perfecto. Tiempo para los hijos, la pareja, la familia y los amigos. Saber identificar cuando la rutina puede estar absorviéndonos y animarnos a improvisar. Y, sobre todo, hacer lo que nos apetezca hacer. A veces será una noche de marcha y otras un fin de semana de casa rural por ejemplo. Tengo una pareja de amigos que desconecta haciendo rutas en moto.
Es curioso lo que cambia la vida. La edad cambia el ritmo, unirte a alguien cambia tus costumbres y tener hijos lo cambia absolutamente todo. Echas la vista atrás y crees que no lo pudiste pasar mejor pero no cambias lo que tienes ahora por nada. Y eso es lo bonito de la vida. Todo son etapas y cada una es maravillosa a su manera.
Os voy a dejar otro vídeo: el rap de los padres. La mejor manera de tomarse el estrés de ser papás, con humor!! Estos sí que necesitan un buen "desconnecting"!! ;-)
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