viernes, 18 de septiembre de 2015

El colegio y la adaptación (para niños y padres)



Iniciar la etapa escolar es algo emocionante, simboliza algo casi trascendental para la vida de los peques... Por supuesto todo esto es así para nosotros, los padres, porque para un niño de tres años, de atractivo no tiene nada. Para empezar, se separan de los padres después de casi tres meses, la mayoría van a centros nuevos con maestras nuevas y niños nuevos. Desde luego, para ellos no es el mejor plan. Tras una semana de cole, he de decir que todavía nos esperan días de adaptación. ¿Y sabéis qué? No solamente van a ser para él, también para nosotros.

En muchas ocasiones, los nenes que comparten guardería, por proximidad, acaban coincidiendo varios de ellos en el colegio. Esto ayuda mucho ya que ver una cara conocida cuando te dejan en una clase extraña ha de ser como pensar "Uff, salvado!" Pues en nuestro caso, la separación ha sido total. La guardería a la que hemos llevado dos años al niño ofrece hasta P5 y después todos los críos van a una escuela con la que tienen un acuerdo. Así que niños que se conocieron con un año puede que continúen juntos hasta bachillerato. Nosotros teníamos claro al matricularlo en P1 que buscaríamos otra escuela para cuando cumpliera los tres años, más que nada porque con la elección del colegio queríamos ser muy cuidadosos y exigentes. Pero quién nos iba a decir que en esta guardería se crearía tan buen ambiente entre los padres y los propios niños. Hemos ido juntos a la nieve, de casa rural, a infinidad de cenas, a la playa, a barbacoas, etc No sé si será lo normal o no pero hemos hecho una buena piña con varias familias. Y como era de esperar, el 95% de sus hijos se han quedado en el mismo centro. El nuestro se ha tenido que separar y, aunque no sabe que todos los demás siguen juntos (menos mal), él ha de comenzar desde cero otra vez. Y con él, nosotros.

Entrar en el colegio es entrar en un verdadero caos de niños, padres, abuelos, maestros, pasillos, escaleras, ascensores, filas por aquí, filas por allá... Es todo a lo grande. Hemos salido de nuestro espacio de confort con pequeñas (pequeñísimas) aglomeraciones a pasar a las Ramblas en hora punta. Nos dicen que lo tienen muy bien organizado y me lo he de creer porque de lo contrario allí habría que localizar a los niños por GPS. Nos encontramos algo perdidos, sin nadie con quién compartir esta angustia de los primeros días dejando al niño llorando, pidiendo que no nos vayamos... Nadie con quién comparar adaptaciones, con quién pasar un rato al recogerlo. Por supuesto, la situación era similar al comienzo de la guardería pero ahora necesitamos ese contacto.

Él peque ha ido a regañadientes toda la semana pero la maestra y auxiliares (encantadoras por cierto) nos han tranquilizado diciéndonos que ha estado a gusto, participativo y contento. Así que tenemos casi la mitad del trabajo hecho, sólo falta que se levante con ganas de ir, nos hable de sus amigos y podamos ser más partícipes de su nueva aventura. Y lo de los padres ya llegará. Va a pasar 15 años de su vida en este centro y tiempo habrá para crear otra familia escolar. Pensar que ahí va a hacer amigos para toda la vida... Es curioso como se cumple aquello de que a través de nuestros hijos revivimos nuestra propia infancia. Por ello entiendo sus temores a lo desconocido. Aunque sea mucho más llevadero un cambio así, con tres años, que con 11 por ejemplo como me ocurrió a mi al cambiar de colegio.

Me contaban el caso de una nena que se separó de sus amiguitos de la guardería para ir a otro centro. La madre quiso llevarla una tarde a ver a sus antiguos compañeros pasados unos meses y para sorpresa de todos, apenas se recordaban unos a otros. Es curioso como se readaptan a otras situaciones y lo rápido que se despegan al no tratarse a diario. La verdad es que intentaremos mantener algo de contacto con la antigua familia escolar, más que nada porque es fácil viviendo en el mismo barrio y les tenemos cariño. Pero, evidentemente, los niños mandarán y al final serán ellos los que elijan a sus compañeros de juegos y de vida.

Si supiera nuestro nene que está iniciando una de las etapas más importantes de su vida, por no decir la más. Esta etapa definirá el tipo de persona que será. Comienza un largo trabajo mano a mano escuela-familia, un viaje apasionante. A disfrutar del trayecto!

viernes, 7 de agosto de 2015

Regreso con buenas noticias


Tras una desconexión de meses por motivos laborales y nuevos horarios algo caóticos, he querido actualizar el blog con una buena noticia. ¡Ampliamos la familia! Estoy embarazada de 22 semanas y, si todo va bien, en diciembre tendremos un nuevo pequeño en casa. Esperamos otro niño. Reconozco que, si en estas cosas se pudiera elegir, habríamos pedido niña por lo de tener la parejita. Pero rápidamente me hice a la idea de que mi hijo tendrá un hermano con el que compartirá juegos y muchas complicidades. No digo que con una niña no lo hubiera podido hacer pero no voy a descubrir nada si digo que niños y niñas tienen ritmos diferentes. Todas las amigas que tienen nena y nene admiten los tópicos que dicen aquello de que ellos son más inocentes, simplotes, infantiles, nerviosos... y ellas maduran antes, son más retorcidillas, "listas" y tranquilas en general. Vamos, como que gran parte de esta definición se puede ampliar a nuestra vida adulta, jeje Muchos me dicen que ya vendrá la nena con el tercero pero no es ninguna obsesión y ni mucho menos voy a tener tres hijos sólo por el hecho de buscar la niña. Al 95% de seguridad nos vamos a plantar con nuestros dos chicos. Y os digo que si el peque sale la mitad de adorable que el mayor, no podré ser más feliz.

En posts antiguos hablaba de lo de ir a por el segundo. Este embarazo ha sido muy buscado y, por lo tanto, no ha habido estado de shock ni giro de planes. No se ha podido planear la estación de año pero después de parir en agosto, cualquier mes que se alejara de los sudores me parecía una gran idea. Este nacerá en una época totalmente opuesta, pleno diciembre. Así que dentro de lo práctico que resulta repetir sexo, no vamos a poder aprovechar la ropa por lo menos hasta el año. Después, como al mayor le pongo tallas de pantalón de un año antes (por esa manía de las tallas grandes de cintura que tienen muchas marcas), digo yo que con este caos de números podré aprovechar buena parte de la ropa. Todo lo demás lo tendremos ya a excepción de algunas cosas que nos dejaron y que no sé si podremos volver  a tener prestadas. Volveremos a poner las barras de la cuna en lugar de transformarla en cama junior y al mayor le compraremos una cama normal. Y muy importante, nos cambiaremos de piso! El actual nos quedaba justo ya con uno y con dos la cosa irá ya más apretada.

Todo el mundo nos dice que pasar de tener uno a tener dos no tiene absolutamente nada que ver. Uno está controlado por los dos padres y mientras uno se encarga el otro tiene un respiro. Con dos, hay que repartir atenciones y no hay más tregua que la que dan la siesta y la noche o que pasen unas horas con los abuelos. Estamos contentos de que el mayor vaya a tener 3 años y 4 meses para cuando nazca el bebé. Que vaya ya al baño solo, coma solo (cuando le da la gana) y juegue a ratitos solo (no creáis que demasiado) ayuda bastante. Claro que lo que no van a faltar, por lo que nos comentan otros padres, es la etapa de los celos. Mi hijo tiene todas las atenciones del mundo, todos le ríen las gracias, tiene a sus abuelos en el bote y en casa nos tiene encandilados. He de decir que no es un niño difícil aunque lógicamente tiene sus pataletas y hay que ponerlo recto de vez en cuando para que no se crea que puede hacer siempre lo que le venga en gana. Es simpático y risueño casi todo el tiempo y se mete a cualquiera en el bolsillo en un minuto. Cuando el protagonista sea otro que acaba de llegar y vea que siempre estamos pendientes del recién llegado, naturalmente lo va a pasar mal. Por lo menos no será más que una etapa y lo que va a ganar va a ser un hermano para toda la vida.

En cuanto al embarazo, he de decir que he tenido más sustillos y molestias que con el primero. Pérdidas, náuseas, dolor de cabeza que todavía va y viene e incluso alguna hemorragia nasal (hasta tuve que buscar si esto era propio de la gestación...). En el anterior ni me enteré hasta el último mes que aguanté un dolor de espalda que no me dejaba estar sentada más de media hora seguida. En el parto no pienso nada todavía, tiempo habrá aunque, por lo aprendido, no vale la pena planificar demasiado cuando luego la naturaleza marcará cómo ha de ir.

A mi hijo le vamos contando que va a tener un hermano. Ríe, acaricia la barriga, le da besitos y lo llama por su nombre. Cuando me preguntan si ya se lo hemos contado digo que sí y que está contento aunque imaginaréis que, a su edad, no tiene ni idea de lo que esto significa. A veces pienso que se le van a venir demasiados cambios encima casi a la vez: comenzar el colegio (de esto hablaré en el próximo post), la llegada de un hermanito y el cambio de piso. Pero haremos lo posible para que no le afecte y todo pueda ir lo más escalonado posible. Cuando las cosas salen así, poco puedes hacer para encajarlo pausadamente.

Por cierto, hemos tenido que interrumpir las vacaciones por una odiosa conjuntivitis vírica que ha cogido el nene. La pillé yo en el trabajo el mes pasado y ahora le ha tocado a él aunque más severa y dolorosa. Parte el corazón verlo sufrir tanto con los ojitos medio cerrados y heridas en la córnea. Suerte que es pequeño y nada más salir de los controles se olvida de todo con llevarlo a ver una fuente con peces. Esperemos poder volver pronto a la playa. Y que celebre como debe ser sus 3 añitos!

Prometo regresar pronto por aquí. Besos a tod@s y feliz verano!!!


martes, 3 de marzo de 2015

Varicela, una epidemia por la gracia del Gobierno



No hace falta ser médico ni pediatra para entender que el auge de casos de varicela que estamos viviendo estos días era evitable y que este país da progresivamente pasitos hacia atrás. Y esto comienza a dar miedo. Si lo de la medicación para la Hepatitis C ya era un escándalo, ahora de propina tenemos un escenario con la varicela que nos lo hemos buscado solitos. Pero lo peor ya no es la retirada de la vacuna (que es malo) sino que no se nos permita tan siquiera ir a una farmacia a comprarla libremente. Vamos, que en breve Varivax llegará de contrabando. Una auténtica vergüenza.
 
La clase de P2 de mi hijo tiene a casi la mitad de sus alumnos enfermos de varicela. Esto se traduce en niños y niñas de dos años y medio con el cuerpo plagado de granos llorando a lágrima viva sin poder dormir porque se mueren de picor. Son críos que no saben lo que les pasa, que a duras penas pueden explicar lo que sienten y que no comprenden por qué no se pueden rascar. En definitiva, tenemos a media docena de criaturas que apenas han dejado de ser bebés que podrían haberse ahorrado este sufrimiento o, por lo menos, haberlo pasado de una forma mucho más llevadera si hubieran recibido sus dos vacunas. Porque por supuesto la gran mayoría de ellos no ha recibido ni tan siquiera una.
 
¿Y qué alega o qué defiende el Ministerio? Pues que no sufrir la enfermedad de pequeños puede acarrear más problemas si se enferma de adulto. Vamos a ver, si lo traduzco a mi me sale que el Gobierno busca premeditadamente exponer a  los niños (de todas las edades) a que cojan la varicela. Pero bueno, ¿estamos locos? ¿Acaso no han leído los casos de muertes infantiles por varicela? ¿Se creen que es un resfriado? Entiendo que, por fortuna, la mayoría de casos no conllevan complicaciones pero estas pueden surgir. Y estaréis de acuerdo conmigo con que no es lo mismo pasarla con dos años como los compañeros de mi hijo que con siete u ocho como la pasé yo. O pasarla de forma muy agresiva sin vacuna o más leve con las vacunas puestas. En el colegio de mi hijo la varicela apareció en cursos de más mayores pero acabó llegando a P2. Y sencillamente lo hizo porque, al haber tan pocos vacunados, el virus se expande a sus anchas. Por otro lado, señores del Ministerio, si ahora se contagian en masa los niños como debe ser según ustedes, ¿qué pasará cuando estos contagien a padres que, por lo que sea, no están vacunados? ¿No es esto lo que quieren evitar?
 
Antes de continuar, me gustaría apuntar que puede haber mucha gente de acuerdo con la teoría del Gobierno de que la vacunación masiva en edad temprana puede desplazar el contagio a la edad adulta cuando sufrir la varicela es más complicado. Ahora bien, como adultos que somos los padres, creo que deberíamos poder escoger libremente si queremos o no vacunar a nuestros hijos.
 
No hace falta que os diga que la teoría del Ministerio no tiene respaldo científico. El ECDC (Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades de la Unión Europea) defiende que la vacunación de la varicela en niños pequeños reduce notablemente los casos sin que aumenten las enfermedades relacionadas en edad adulta. Así que, una vez más, no hay por dónde cogerlos. Como decía al inicio, habrá que ir a Andorra o Francia a buscar las vacunas con el peligro que conlleva romper la cadena del frío si no se traslada de forma muy segura.
 
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria lo ha dicho bien claro "es una decisión que no mejorará la salud de los niños españoles" Repito que es una enfermedad que, por lo general, provoca unos días de fiebre, unas ampollitas, costras y picor. Pero se puede complicar con infecciones y cuadros más graves si el niño contagiado tiene deficiencias inmunitarias. Jaime García Aguado, presidente de la Asociación Madrileña de Pediatría de Atención Primaria, apunta a que podríamos volver a la situación en la que estábamos antes de que se comenzara a usar la vacuna en España en 2006. Entonces se producían entre 1.000 y 2.000 ingresos anuales por complicaciones relacionadas con la varicela, más de la mitad en niños menores de cinco años, y entre 5 y 14 fallecimientos.
 
En definitiva, no quiero alarmar a nadie pero me siento desamparada  por los que tienen que velar por mi salud y la de mi familia. Yo pude comprar y ponerle a mi hijo la primera vacuna y la segunda la conseguí apuntándome en una lista de espera a través de la Mútua. Cuando tenga un segundo hijo no sé qué peripecias voy a tener que hacer para darle las dos dosis. Sólo confío en que, para entonces, nos gobiernen otros con sentido común que nos informen y nos dejen escoger cómo queremos proteger la salud de nuestros hijos.

jueves, 5 de febrero de 2015

Niños, frío y pediatras confusos


Es inevitable, estos días no se habla de otra cosa que no sea el frío siberiano que nos azota. Y esto es algo que no deja de sorprenderme porque pasar frío en febrero lo veo de lo más normal, exceptuando si nieva en lugares poco frecuentes. Vamos, que lo que de verdad sería noticiable es que ahora nos invadiera una ola de calor y repentinamente tuviéramos que rescatar la manga corta del armario. Pero comentarios de ascensor a un lado, lo que nos agobia realmente estos días a las madres son los dichosos constipados, virus y todo lo que acaba en "itis". Estamos en esos días en los que nos encantaría poder dejar a los niños en sus cuartos todo el día a modo de bunker hasta que pasara el frío y el resto de críos dejaran de llevar el moco colgando al colegio.

Pues bien, descartada la opción anteriormente comentada, toca seguir con la vida normal y los niños han de salir de casa. Personalmente, soy muy reacia a sobre abrigar a mi hijo por la sencilla razón de que, al ser muy sudón, va a ser peor el remedio que la enfermedad. Vamos que si lo envuelvo en veinte capas y acaba chorreando por dentro, el frío le va a calar y va a ser carne de cañón. Porque luego está el microclima de la guardería, ese paraíso canario al que nunca llega el invierno y para el que has de planear la vestimenta de tu hijo como si siempre fuera mayo. Esto implica añadir complementos varios para protegerlo durante ese viaje de contrastes entre los veinte y pico grados de tu casa, los 2 grados de la calle y los 30 al llegar a la guardería.

Otra cosa típica de esta época del año es el repaso del parte médico de los compañeros de tu hijo. Cuando cuentas las febradas y bronquitis y ves que van cayendo uno tras otro te vas mentalizando porque sabes que el tuyo no va a ser una excepción. Es como llevarlo a la guerra, antes o después el moco-bala le da de pleno. Pero la verdad es que este año mi hijo está aguantando mucho mejor y las bronquitis lo están respetando desde Navidad. Ahora voy a hacer de prescriptora porque creemos que, a parte de tener un año más y haber sido operado de vegetaciones, la razón de la mejoría de sus defensas está en un refuerzo homeopático que le estamos dando: las famosas Sales de Schüssler de ferrum phosphoricum. Se las damos dos veces al día desde que comenzó el invierno y así mantenemos a raya la tos y bronquitis.

Otra cosa que nos trae de cabeza son las noches. Que si se destapa, que si la calefacción seca la garganta, que casi siempre acaba mojado porque se le sale el pipí, etc etc. Pues por si estáis en alguno de estos dilemas tan domésticos y apasionantes os cuento nuestra modesta solución. Para que no se destape, un juego de nórdico y bajera unidos con cremallera para que el niño duerma dentro como si fuera un saco. Que milagros no hace si vuestro hijo es contorsionista o escapista pero seguro que la mayoría de noches no se sale y duerme tapado. En cuanto a lo de los escapes, después de probar cuatro o cinco marcas y tallas diferentes de pañal, el único que me ha funcionado por el momento es el Dodot extraseco, el del paquete azul. Y para arreglar lo de la garganta seca por culpa de la calefacción, le ponemos un humidificador y cebolla al lado si le da por toser. No será muy glamouroso pero efectivo lo es bastante. Por otro lado, si tenéis que estar en casa encerrados muchas horas con la calefacción puesta, no está de más ir abriendo una ventana algunos minutos de vez en cuando.

Y no querría acabar este post sin mencionar el desconcierto que me producen algunos diagnósticos y la situación en la que nos ponen a veces los médicos. Ya os comenté alguna vez que he notado cierta tendencia en la seguridad social a evitar los antibióticos en contraposición con los pediatras privados que los dan con mucha más ligereza. Pues bien, en sólo 24 horas hemos recibido dos diagnósticos completamente opuestos al preguntar en una visita rutinaria por una leve tos que ha tenido mi hijo. Donde uno veía otitis y tos de pecho (y recetaba una semana de antibiótico) el otro lo veía todo completamente limpio. ¿A quién se supone que hemos de hacer caso? Cierto es que nosotros mismos nos hemos metido en este dilema pero no es menos cierto que nuestra intuición de que había un diagnóstico exagerado estaba bien encaminada. El caso es que esta situación no es normal y buscamos un pediatra en el que podamos confiar al 100%.

Y mientras seguimos luchando contra vientos, mareas y nieve bufanda en mano, yo no dejaré de recomendaros que os guiéis por vuestro instinto. Nadie mejor que vosotros va a conocer a vuestros hijos!


martes, 13 de enero de 2015

Año nuevo y chupete.. ¿fuera?



¡Feliz Año a tod@s! Reconozco que despedí el año con un post un tanto gris y triste pero ya se sabe que los blogs son a veces un refugio para reflexiones, sentimientos y estados de ánimo. Y así estaba yo. Pero estreno este 2015 con más positividad y energía porque presiento que nos dará muchas alegrías. Pero no solamente alegrías, también trabajo para lograr esos propósitos que todos nos marcamos. Cerramos 2014 con el reto conseguido del pañal y ahora tenemos delante otro menos incómodo pero sí muy costoso.. el chupete!!

Recogiendo el tema del pañal, creía que ese momento no iba a llegar nunca, la verdad. Que mi hijo me pidiera el pipi era casi una utopía ya que desde octubre se trataba de ir mirando el reloj y sentarlo cada rato para que vaciara su vejiga. Pero cada vez había menos escapes y el tema estaba bastante controlado al fin. Lo que sí veía negro pero negro era el tema de la caca. Porque la caca parecía no avisar. Cuando llegaba, llegaba y ni un rayo alcanzaba a ponerle el orinal debajo. Pues lo que parecía imposible lo estamos consiguiendo al fin. El niño pide el pipi y la caca! Aunque he de reconocer que así como el aviso del pipi es coser y cantar, la caca a veces es traicionera y puede haber dos o tres falsos avisos y para cuando te despistas, hace acto de presencia estés dónde estés. Pero no me voy a quejar a estas alturas. Han sido tres meses desde que le quitamos el pañal y puedo decir que vamos tranquilos hasta en el coche.

Y ahora vamos con el tema del chupete, que aparentemente parece más fácil que el pañal porque no te ensucias ni fregoteas pero.. ay amigas, con el chupete duermes por las noches, evitas berrinches, comes en los restaurantes, lo sientas en el cochecito, no escuchas gritos y mil cosas más que con un fiera cansada y rebelde no puedes negociar. Cuando se enfoca el tema del chupete en el niño y su bienestar en mi egoísta mente pienso en mi propia tranquilidad. Porque esa cosa tan pequeña e insignificante logra que tu hijo se duerma en la mitad de tiempo para que así puedas tú cenar relajado o sentarte en el sofá. Y no hablo de cuando se despierta de madrugada. Ese aparatito es tu gran aliado cuando no se quiere poner la chaqueta o no quiere entrar al médico. Hasta para darle su medicina te sirve para que no escupa el último trago. Si es que es nuestro gran aliado. Y no penséis que mi hijo va siempre con el chupe en la boca porque hace tiempo que se lo quitamos durante el día. Lo usa sólo para dormir o en momentos puntuales.

Teníamos la intención de dárselo a los Reyes Magos pero no vimos la ocasión ni la manera de razonar con él lo que significaba decirle adiós. Y es que según sopla el viento, mi hijo quiere ser mayor o defiende que es pequeño todavía. En la guardería desde Navidad ya lo han borrado del mapa así que hacen la siesta sin. Y, según nos cuentan, va como la seda. Claro que hace tiempo ya que decidí dejar de comparar su comportamiento allí con el de casa. Este partido lo pierdo siempre. No hace falta que os diga que es meterlo en la cama y automáticamente pedir "el pete".

Así como con el pañal recibías consejos dispares según a quién preguntabas, con el chupete también me lo he encontrado. Por un lado está la enfermera del CAP, la de "A partir de los dos años fuera todo (pañal, chupete y biberón)" y luego están sus maestras que han decidido dejarles llevarlo hasta estas fiestas. Pero esta semana la directora de su guardería me ha dado manga ancha hasta verano porque todavía es pequeño y por la noche a esta edad van cansados. Yo he decidido ser fiel a mis principios y guiarme por su evolución y maduración. Evidentemente, algún paso habrá que dar para desengancharlo pero ahora que ha comenzado con sus miedos nocturnos, creo que sería más duro aún para él. Y si se alarga el tema, siempre podré recurrir al método de una conocida que plantó delante de su hijo de tres años unas fotografías de niños con bocas deformadas por abusar de su "amiguito". Bestia, sí, pero una táctica con efecto inmediato! (Más me valdrá a mi no mirar las fotos porque me conozco y los tres chupetes van a la basura esta misma noche)



Y a estos deberes del chupete sumamos los de buscar el colegio. Ya hemos visitado un par y este fin de semana seguimos con la ruta. En otro post os explicaré cómo es esta aventura y la extraña sensación de convertir en mayor a un niño que prácticamente está dejando de ser un bebé.