viernes, 22 de febrero de 2013

Horarios y rutinas, un bien para los niños y.. para los padres?

Hola de nuevo!



Los bebés y niños muy pequeños tienen unas necesidades básicas: comer y dormir. A parte de estos dos aspectos esenciales, podemos añadir jugar, aprender, relacionarse con otros bebés y recibir mucho cariño. Pero cuando una madre primeriza aprende a cuidar de su criatura, le queda muy claro que ha de seguir unas pautas y unos horarios día a día. Cuando es prácticamente un recién  nacido y lactante a demanda, las horas son lo de menos ya que manda el llanto del bebé. Y ahí no vale aquello de "Come cada tres horas" porque si pide cada dos, pues es lo que toca. Y si le has dado hace una hora y vuelve a estar quejicoso, siempre habrá alguien cerca que te diga: "Dale porque igual tiene sed" Pero no voy a volver a sacar el tema de las "madres consejeras"... El caso es que una madre que da el pecho está siempre "en guardia" por decirlo de una manera fina y entendible.

Mientras toma leche en exclusiva, todo es bien sencillo. Come cuando pide, se duerme al pecho y sus horarios son de lo más anárquicos. Vamos, que el peque no sabe en qué hora vive ni falta que le hace. Pero cuando van pasando los meses y, sobre todo, cuando introducimos las papillas (cereales, fruta y verdura), la cosa cambia. Y aquí es cuando llega lo mejor: duerme del tirón por las noches! Antes de que me tiréis la caballería encima, matizaré que no es una regla básica en todos los bebés y que hay noches de todo tipo. Está clarísimo. Pero es cierto que ya no hay tomas de madrugada y se quedan llenos como para descansar doce horas seguidas. Pese a esto, ahora viene el contra (que para otras madres será otra ventaja): los horarios. Creo que los horarios o, dicho de otro modo, la rutina, es muy positiva porque los bebés lo agradecen. Sobre todo me refiero a las siestas, baño-cena-cama, etc. y los padres se aprovechan también porque se aseguran unos momentos de calma y dedicación a ellos mismos. Cenar y poder ver una peli sin interrupciones no se valora lo suficiente hasta que se pierde durante seis meses de tu vida. Peeeeeeero.... (lo estabais esperando, eh??, jeje), estos horarios no entienden de fines de semana, fiestas o vacaciones. A lo que me refiero es a que pueden llegar a esclavizar a los padres.

Tengo amigos que al venir a comer a casa se han llegado a traer la cuna de viaje o han llegado para cenar y han tenido que ir a duchar a su peque directamente. Y otros tienen que llegar siempre una hora antes a los restaurantes para dar de comer a sus hijos antes de que comamos los adultos. Desde luego no lo hacen por ser tiquismiquis sino porque, muy probablemente, si no duermen la siesta sus hijos, se ponen insoportables. Si no reciben ese baño, no se relajan. Y si comen una hora más tarde de lo habitual, toca una hora de llantos y rabietas. Pero no es una faena para sus padres tener que organizarse siempre bajo el rigor de un horario? Si, por supuesto. Pero imagino que con lo que les costó acostumbrar a sus peques a esa preciada rutina, no querrán echarlo por la borda por una cena o una comida fuera de casa.

Siempre he pensado que me gustaría tener "fines de semana" y cierta libertad de movimientos porque no quiero ir con un reloj enganchado a la espalda. Pero creo que cuando se trata de bebés no hay demasiado margen de maniobra porque cualquier cambio lo notan muchísimo. Así que toca hacer malabarismos y aguantar hasta que son un poco más mayores y saltarse una siesta sólo desembocará en cenar después con los ojos medio cerrados. Estas cosas no se comprenden de verdad hasta que te conviertes en padre. Cuando no lo eres, crees que hay padres demasiado obsesionados o que hacen girar sus vidas alrededor de los horarios de sus hijos. Cuando lo vives tu entiendes que, si bien se puede intentar hacer de más y de menos, no es tan fácil como parecía desde fuera. Por supuesto, también están los padres que no renuncian a salir de cena y si hace falta se llevan al bebé en el cochecito. No los voy a juzgar porque no soy quién pero esa comodidad dura el tiempo justo que su criatura cabe en el cochecito. Porque montar la cuna en un restaurante creo que no está bien visto.

En definitiva, que los bebés no entienden de sabado o domingo. Saben que a la una les entra sueño y quieren su cama (a veces no cuela ni la de los abuelos, arghhhh), que después del baño viene la papilla y a dormir. Y con esto mil costumbres más que les hacemos adquirir y que, en definitiva, hacen la vida fácil. El caso es poder hacer malabarismos para no renunciar por siempre jamás a comer con amigos e intentar ser flexibles. Y contar con los abuelos, por supuesto. Aunque ya se sabe que no son los que mejor aplican esa disciplina que tanto cuesta imponer cuando se van haciendo mayores. Y es que ya se sabe que para educar están los padres y los abuelos para... malcriar? Me parece que los entrañables y muchas veces salvadores abuelitos se merecen un post particular ;-)

Hasta la próxima!!

3 comentarios:

  1. jajajajaja.

    Hay papis con suerte que sus hijos se acoplan a todo pero, por lo que conozco, son pocos.

    Si a las rutinas sumas que ni con papillas duermen del tirón o que no eres amiga de dejar a los abuelos de canguro de tus hijos (porque tus valores, con razón o no, es que los hijos son de quien los tiene y sino haberlo pensado antes) pues las salidas, los fines de semana, el dormir hasta las 12 y demás queda aún muuuuuy lejos.

    Lo bueno de seguir las rutinas es que para los peques son buenas porque les marca el tiempo. A los padres les diría: poco a poco estas rutinas se pueden flexibilizar más.

    PACIENCIA!

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  2. Jeje, esa receta es la primera que hay que aplicar cuando nos convertimos en padres!! Y como consejos practicos estarían apuntarnos a un buen videoclub y tener a mano muchos teléfonos de comida por encargo para los fines de semana, verdad?? :-P Esta semana hablaremos de los abuelos. Gracias por tus aportaciones!!!

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  3. Si si!! Hablemos de abuelos, que hariamos sin ellos!!

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