domingo, 2 de junio de 2013

De las drama mamás a los drama papás

Hola a todas!





Me gustaría hacer un guiño a una compañera bloggera que arrasa por dónde va: Amaya Ascunce con su Blog http://www.comonoserunadramamama.com/. El espíritu de ese Blog es recordar escenas en las que nuestra madre nos aconsejaba con esa exagerada prudencia que casi rozaba la tragedia para meternos el miedo en el cuerpo. Esas situaciones en las que pensábamos "¡Ay, no dramatices! Qué pesada...". Y esas frasecitas hechas que suenan carcas a más no poder pero que irremediablemente dejaremos ir alguna vez a nuestros hijos. Porque sí, pese a que nos repetimos que los tiempos cambian y que nosotras, las madres de hoy en día, somos progres y modernas, seguro que caeremos en muchos topicazos que juramos no heredar.

Pero no me quiero centrar en los tópicos sino en los miedos y la prudencia exagerada que acompañan los temores de muchas madres pero también padres. Porque sí, existen los drama papás, vaya si existen. Siempre se ha asociado la prudencia y el ir con mil ojos a las madres. Parece que las mujeres tenemos ese sexto sentido que nos permite divisar un peligro a leguas, por ínfimo que sea. Desde que el crío se puede caer si sigue persiguiendo a ese niño mayor que se va a subir al tobogan hasta ese granito tonto de la cara que tiene una pinta rara y mejor mirarlo ya.  Aunque quizás en algunos casos resultemos demasiado precavidas, se espera que las madres nos peocupemos más (una tontería pero se presupone casi siempre).  En cuanto a ellos, la imagen popular es la de que a los padres les toca quitar hierro al asunto y dejar que las madres tomen gran parte de las decisiones que tienen que ver con el cuidado de los pequeños. Aquí es cuando debo decir que no siempre es así y que doy fe de que hay papás involucrados y sufridores, muuuuy sufridores.

Que uno de los padres sea un pasota y el otro muy sufridor es un problema. Que los dos sean sufridores es una angustia. Y que los dos sean unos felicianos de la vida es un peligro para la criatura. Difícil encontrar la combinación perfecta, ¿verdad? Pues la pareja perfecta es la que aporta un poco de cada cosa y encuentra como buenamente puede el equilibrio. Lo más complicado es mantener la balanza y no caer hacia un lado o el otro. Una madre sufridora puede llegar a agobiar a un padre tranquilo pero este puede sacar de sus casillas a la madre preocupada. ¿Y quién se sale con la suya si no hay acuerdo? Desde luego, el cónyugue sufridor, más que nada porque no puede evitar controlar ese peligro que tal vez solo él vea pero que en ese instante puede acechar a su hijo. Mamás primerizas, paciencia, todos los niños han sobrevivido a las mismas caídas, golpes, resfriados y diarreas. Y como me dicen muchas madres veteranas: "Con el segundo no vas a estar para tantas tonterías. Se te pasará, ya verás"

Pero mientras tanto, toca convivir con esa drama mamá o drama papá. Y eso significa vigilar muchísimos detalles, incluso aquellos en los que jamás habías reparado. Así puedes acabar moviendo el recipiente con sémola de la estantería de la cocina para que no le de el sol, poniendo cojines incluso en el suelo junto a la cama cuando tu bebé duerme en casa de los abuelos (pese a estar rodeado por tres almohadas, no vaya a ser que de un salto por encima de ellas a lo Jean Claude Van Damme), buscando la sombra de cualquier rama de árbol por la calle mientras paseas con el cochechito no le vaya a dar el sol y por supuesto levantándote ante el menor ronquidito que salga de la boca de tu bebé por la noche. Lo que está claro es que, independientemente de nuestro nivel de dramatismo personal, todas desarrollamos un sentido especial de alarma por si algo extraño sucede.

Y no me quiero olvidar de las drama mamás trascendentales que opinan y juzgan sin conocer y se convierten en unas "hooligans" de sus posturas o elecciones. Por ejemplo, las anti biberones, las que lo esterilizan todo, las que creen saber cómo y cuando hay que coger en brazos a un bebé que llora, las que ven peligro en abusar del chupete o de dormir en la habitación de los padres hasta el año y medio.. Y así podríamos seguir hasta mañana. He preguntado mucho a amigas, pediatras y família. he leído y he escuchado. He valorado todas las experiencias que he conocido y lo he intentado hacer lo mejor posible. He llegado a la conclusión que lo mejor que podemos hacer es aplicar el sentido común y dejarnos guiar por nuestro instinto. Tenemos derecho a equivocarnos y aprender de nuestros errores. Pero sobre todo tenemos derecho a disfrutar del camino. Y no se puede disfrutar si no nos relajamos y nos dejamos llevar. Los bebés son frágiles, sí, vulnerables, sí, dependientes, sí.. Pero sus defensas se tienen que crear y fortalecer y para aprender toca caerse y levantarse.

Así que.. démonos un respiro y tomémonos la vida con calma. Porque mamá tranquila, bebé tranquilo. Mamá feliz, bebé doblemente feliz. Y para dramas, al cine.  ;-)

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