martes, 9 de julio de 2013

El calor y los pequeños

 


Nos pasamos el año deseando que se acabe el frío, que llegue la manga corta, el calor y la playa. Y cuando llevamos dos días de sol abrasador ya estamos resoplando agobiadas. Es increíble lo que un pequeñajo de 11 meses puede llegar a sudar. Cuando duerme, suda, cuando come, suda, cuando gatea, suda, cuando va en el cochecito, suda... Así que siempre está con el pelo mojado. Estoy cruzando los dedos para que no se me vuelva a resfriar ahora que lleva el récord de dos semanas sin mocos. Increíble, pero cierto. (Espero que cuando vuelvan no lo hagan multiplicados por tres). Pues bien, no es nada fácil lidiar con las altas temperaturas y niños tan pequeños. Así que toca pensar en las posibilidades y precauciones a tomar.

Si vamos de paseo por la ciudad o a hacer compras, antes de salir de casa, toca poner la pertinente crema facial protectora (con su pertinente lucha y pelea con el bebé). El parque está prohibido antes de las 18h si es que da el sol de lleno. En Barcelona existen lo que llaman playas urbanas, o por lo menos existe una en el Eixample. Se trata de un parque urbano con una piscina grande de poca profundidad en la que te sumerges como en una playa. Lo encuentro una gran idea aunque si se masifica, puede ser muy agobiante. Porque el gran inconveniente de ir sola a piscinas o playas, a parte de ir cargada como una mula, es que no puedes alejarte de las cosas con el pequeño y vigilarlo todo a la vez. Obviamente, estás pendiente de tu hijo y, si puedes, pides que alguien eche un vistazo a lo tuyo. Así que si has de ir a sitios masificados, mejor acompañada.

Las piscinas creo que son perfectas para los primeros años de los bebés. No hay oleaje y los tienes más o menos controlados. Y las piscinas pequeñas de niños deberían ser perfectas. Digo deberían porque en cuanto escuchas a las propias monitoras decir que esa bañera se llena de cremas y pipís ya se te van quitando las ganas. Y si el mismo día lees acerca de los peligros de tragar esa agua y la cantidad de hongos que pillan pisando descalzos la orillita, pues ya se te quitan las ganas de repetir y te arrepientes de no haber frotado a tu crío con estropajo al llegar a casa. Por no hablar del riesgo a pillar otitis, conjuntivitis, moluscos... Dios, ¿¿¿hace falta ponerlo todo en un mismo artículo??? Así que el próximo día que vayamos a la piscina, nos meteremos directamente los tres en la piscina olímpica con flotadores y churros con tal de no pisar el suelo y evitar la concentración de sustancias no deseadas.

Y si a la piscina ya has de ir con manguitos, chanclas, gorrito y patitos, a la playa ya no te cuento. La sombrilla es absolutamente obligatoria. Y si puedes colocarte el iglú del Decathlon ya es lo más. Porque si a tu hijo le da por echarse la siesta, ahí dentro no entra la arena de los que patean por tu lado arriba y abajo. Sí, digo patean porque parece que la gente no sabe caminar levantando los piececitos para no enterrarte en arena. Así que ya tenemos al crío con su pañal de agua, bañador, chanclas y gorrito además de estar bien rebozado de protección 50. En la bolsa: pañales de recambio, bañador de recambio, cremas varias, chupetes varios, galletas, palitos, toallas, agua fresca y todo lo que haga falta para darle de comer si te pilla el toro. Añades el iglú más el cubo y la pala además de los juguetes varios de los que no se despega y puede que quiera. Por si todo esto fuera poco, leía en el blog de una madre la recomendación de llevar el Dalsy por si acaso a tu hijo le da el berrinche con el dolor por la salida de los dientes. Así que añadamos un botiquín de primeros auxilios si se hace daño con algo. Y si te acuerdas de ti misma, pon tu toalla y un sombrerito para que no te de un golpe de calor vigilando al peque.

De momento no nos hemos instalado todavía en la playa pero sí que la hemos estrenado con mi hijo. He de decir que le encantó y que no dejó de jugar con la arena y el cubo de agua. Claro que nos pasamos más rato sacándole la tierra de la boca que haciendo castillos. Todavía no lo hemos metido en el mar porque en la Costa Brava el agua está mucho más fresquita que por el sur y si no me meto yo, no lo voy a meter a él. Pero tengo muchas ganas ya. Veremos si las sensaciones son tan buenas como en la matronatación. Y si escogemos churro, manguitos o flotador.

Lo que está claro es que el panorama veraniego ha dado un vuelco. Se acabó lo de ir a tomar el sol a las 12:30h, con tu toalla, iPod y revista. Tu bolsa tan monísima casi vacía se ha convertido en una bolsaza familiar llena de cacharros. Y sí, ahora la familia dominguera que te mirabas a distancia en tus jornadas playeras resacosas se ha convertido en un espejo de ti misma. La vida son ciclos! Pronto me veré a mi misma llamando a grito pelado a mi hijo cuando se aleje del espacio pactado y acotado en la orilla. Asih, si es que no se puede criticar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario