lunes, 11 de marzo de 2013

El deseo más poderoso

Hola de nuevo!



En pocas semanas me han dado unas noticias fantásticas porque varias conocidas han coincidido quedándose embarazadas en poco tiempo. Ha sido doblemente buena noticia porque estas habían pasado por el trauma de un aborto, en diferentes circunstancias pero pérdida del bebé al fin y al cabo. En total, son muchas las amigas que han sufrido un aborto a lo largo de su vida. Afortunadamente, todas ellas tienen ya un precioso niño o preciosa niña en sus vidas con lo que han conseguido cumplir su sueño. Pero imagino que una desgracia así no se olvida.

Ser madre hace nacer en ti un instinto de protección brutal y te sensibiliza de manera exagerada con cualquier bebé o niñ@ que veas en la tele, la calle, una revista o en cualquier historia que te puedan contar. Así que, si por entonces, al vivir la pérdida de alguna amiga ya lo sentí, ahora que soy mamá, me pongo en su piel más que nunca. A cualquiera le costaría volver a buscar el embarazo o a intentar la fecundación in vitro después de haberlo pasado tan mal. Pero creo que no existe sentimiento más poderoso que el de la maternidad para que nada pueda frenar a una mujer en esa búsqueda de su bebé. Ya pueden haber miedos, temores o recuerdos dolorosos que nunca se tira la toalla. Y la recompensa es tan grande... Se dice que cuando algo cuesta, se valora más. A lo mejor soy osada comparando ese dicho con el logro de un embarazo pero casi me atrevo a afirmarlo. He conocido a muchas parejas que al medio intento la mujer ya se quedaba embarazada. Y sí, para los que teníamos que entrenar más sus buenas noticias eran una mezcla entre "¡Fantástico!" y un "Pero bueno, yaaaaa?" Y aún escuchaba algun lamento escondido por haber llegado tan rápido el embarazo. Entonces pensaba para mis adentros que había quién no valoraba lo suficiente su suerte.

Está tan pegada a veces la tristeza de la alegría que parece que la vida es injusta. "Si no tenía que ser, no tenía que ser. La naturaleza es sabia" dicen algunos para justificar la pérdida o consolarse. Pero nuestra mente va tan rápido que enseguida te imaginas cómo será tu vida nueve meses después. Vaya si te la imaginas. Lo hacemos hasta un año antes de buscar el embarazo! Cómo le llamaremos, cómo organizaremos el cuarto, a qué cole irá, qué viajes haremos cuando sea mayor... Nos encanta imaginar el futuro de nuestros pequeñ@s. Si yo hasta estoy eligiendo novia para mi bebé! Y cómo vamos a evitar no ilusionarnos. Pero bueno, si antes o después hay un final feliz, la pena por ese recuerdo queda arrinconada en nuestro subconsciente.

Como decía, el deseo de ser madre es poderosísimo y el famoso reloj biológico igual. ¿Que si existe? Yo también tenía mis dudas cuando era jovencita. Ahora sé que mis sospechas estaban perfectamente justificadas porque el único reloj que funcionaba dentro de mi era el de mis planes de libertad: estudios, vacaciones, aventuras, fantasías y mucha juerga. A partir de los 30, bebés calvitos, rechonchos y adorables se me cruzaban continuamenyte por mi mente. "¿Pero dónde estaban antes? ¿Por qué ahora?" Y al cabo del año, en mi cabeza seguía ese bebé llorando y por la calle ya no había mujeres, hombres, abuelos, niños... Sólo había embarazadas!!! Es en ese momento en el que reconoces abiertamente que la maternidad está llamando a tu puerta. Y cuando las embarazadas son amigas tuyas y comienzan a llegar peques al grupo, la maternidad lo que hace ya es aporrear tu puerta. Y sí, en el 99% de los casos somos las mujeres las que presionamos al hombre para dar el paso. Pero he de decir que en el mismo 99% de los casos, esos maridos dudosos, miedosos... acaban convirtiéndose en auténticos padrazos. ¿No es curioso como, desde el instante en que asoma la cabeza nuestra criatura, la vida ya nunca más tendrá sentido sin esa personita?

Desde aquí mi ánimo para las que sufrieron y siguen luchando por cumplir su sueño y mi enhorabuena por avanzado porque seguro que llegará.

Un abrazo!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario