lunes, 7 de enero de 2013

Lactancia materna: ¿una necesidad? ¿un reto? ¿una opción más?

Hola mamis!

Quiero estrenar el año hablando del tema más recurrido entre las madres: la lactancia. Una de las preguntas que siempre te acaban haciendo estando embarazada es si piensas darle el pecho. Y según la persona que tienes delante, no sabes si tu respuesta desembocará en un debate sobre pros y contras  de la lactancia materna/artificial o si te van a "acojonar" con lo que te espera dependiendo de tu elección. Llevo cinco meses con lactancia materna exclusiva pero no me considero, para nada, una hooligan de la teta. Es más, me molestan las posturas extremas en un lado y en otro y, a día de hoy, no comprendo por qué se habla de egoísmo cuando una madre escoge alimentar a su madre con biberón. No me cabe en la cabeza que una madre que ha llevado a un bebé en su vientre 9 meses, lo ha parido con todo lo que un parto conlleva y está sacrificando tantas cosas para criarlo se la pueda considerar egoísta. Hay tantísimas razones por las que una madre puede escoger alimentar a su bebé con leche artificial y hay tantas mujeres que lo intentan y se ven forzadas a dejar el pecho que jamás me atrevería a juzgar a nadie. Yo misma estuve tentada de dejar el pecho por el dolor que sufrí durante casi dos meses. Mientras leía sobre el tema, encontraba casos de mujeres que casi se fustigaban por no haber podido seguir amamantando a sus bebés. Sentían que habían lanzado la toalla, que eran malas madres, que habían fracasado... Una exageración digna de ser valorada por un psicólogo. Con esta introducción quería exponer mi punto de vista y valorar por igual a todas las madres. Incluso a las que hayan optado por el biberón para descansar más o conservar un pecho firme. ¿Quién sabe cómo pueden llegar a afectar esos aspectos en estas mujeres?


Pero volviendo al caso de una madre novata, o sea, el mío, querría recordar la odisea con la lactancia. Escuché durante el embarazo a madres hablando de lo que les dolió, de los artilugios que tuvieron que utilizar (sacaleches, pezoneras, discos), las cremas para curar las heridas y remedios caseros. Pero nunca pensé que yo iba a sufrir como la que más. Es más, en el hospital, los primeros días no noté ninguna molestia. Y así chuleaba yo: "Pues no, no me duele nada. Y el niño se coge bien" ¡Toma! Me las prometía muuuuy feliz. Pero la cosa, evidentemente cambió... para mal. Ya en casa comenzó la tortura: pellizcos, rojeces, sangre. ¿Y qué era lo peor? Pues comentar el caso con pediatras y matronas y que te contestaran: "Pues eso es que no se coge bien porque no debería doler" No te fastidia. Pensaba: "Me conozco todas las posturas habidas y por haber, el crío se engancha como una lapa y sí, ¡me duele! No debería pero es lo que hay y ese comentario no me ayuda en nada" ¿Cómo puedes contestar a alguien que tiene un problema, que no debería tenerlo? Y así me volvía para casa y me ponía a buscar dibujitos de posturas para dar el pecho por Internet. Pensad en la postura más extraña en la que podáis acercar la boca del bebé al pecho. Pues existe y la tenéis ilustrada. Quizás la postura de cuatro patas sirva para que no duela el pezón pero me imagino que el dolor de espalda y cuello no te lo quita nadie.

Y con mis molestias llegó la hora de ir a los famosos grupos de lactancia. Entre los de la seguridad social que se celebraban en pleno Parc de la Ciutadella y los de la mútua en una salita, opté por la opción más discreta. Me parecía curioso como, nada más llegar y con el crío tranquilo, las matronas te animaban a enchufarlo al pecho antes de resolver dudas. Me recordaba a mis clases de conducir. Supongo que era algo parecido, llevaba la L de madre en prácticas. Y pasó lo que me imaginaba, que naaaada de lo que me ocurría era especial ni una casualidad ya que le pasaba a la gran mayoría de las allí presentes. ¿Por qué si no iban a reunirse en un grupo especial si para ellas era coser y cantar? Bebés que sólo se calmaban al pecho, que daban estirones, que sacaban leche, que no se cogían bien, bla, bla, bla... Si es que, en el fondo, los niños serán de su padre y su madre pero son niños al fin y al cabo. También me fueron útiles estas reuniones para desmentir mitos como el de que si a tu niño le cuesta dormir tal vez tengas que quitar el chocolate de tu dieta.

No sé si fue a fuerza de practicar con matrona o si era cuestión de tiempo pero casi a los dos meses dejó de doler y mi bebé y yo nos reconciliamos.Y así hasta el día de hoy en el que tengo ganas de dormir seguido, de poder escaparme unas horas sin mirar el reloj, cenar fuera con una botellita de vino y poder recurrir de nuevo al Ibuprofeno cuando me duele la cabeza. Y así cerraremos una nueva etapa para comenzar la de las papillas, biberones compartidos con papá y... oh, no, los pañales realmente apestosos. Si es que no hay nada perfecto, ¿verdad? ;-)

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