domingo, 17 de noviembre de 2013

Está claro, nos vacilan




El lunes fui a una reunión en la guardería porque querían explicarnos todo lo que hacen durante un día normal. Me moría de ganas por ir y que me contaran. También por ver su clase ya que por las mañanas, cuando lo dejo, no paso de la puerta. Cuando pueden entrar los padres es al recogerlo, a las 17h, imposible para mi puesto que a esa hora acabo de trabajar. Ver los dibujitos de sus manos en murales, sus nombres, los juguetes, las sillitas.. Todas esas cursiladas que hacen gracia en el primer año. Y es que pagaría por poder quedarme en un rinconcito espiando aunque sólo fuera por un día. Pues bien, he de decir que lo que nos explicaron fue revelador a la vez que inesperado...

La descripción comenzó con el buenos días al entrar en clase, el rincón de las canciones, los juegos heurísticos, las pinturas, el patio con su arenal, etc. Nada especialmente novedoso. Pero luego llegó la sorpresa porque, según las maestras, nuestros niños (todos de un año y poco más) ayudan a recoger, comen solitos, comen trozos (esto me llegó al alma), cogen la comida con los cubiertos, beben en vaso, tiran sus pañales a la papelera y se lavan las manos. Las caras de los padres allí presentes eran un poema porque nadie, absolutamente nadie, tenía ni idea de que los críos habían aprendido a hacer todo eso. Sencillamente porque en casa no lo hacen. ¡Y no porque no lo intentemos! Me puse rápidamente a procesar esa cantidad de información nueva y priorizar una aclaración. Los trocitos. ¿Qué mi hijo se come un bistec a trocitos? ¿Con cinco dientes y medio? Pues resulta que sí, pero gracias a que tienen un artilugio medio tijera, medio tenedor(porque eso es lo que parece a simple vista) que corta la carne a virutas. Pasé por alto que no me acabo de creer que una viruta como esa sea capaz un crío de 15 meses de pincharla con un tenedor que apenas puede coger del derecho. Así que me perdí en el anonadamiento que me producía la imagen de que mi hijo coma trozos de carne.

La frase "En casa no lo hace" fue la más pronunciada por los padres de las criaturas. A parte de que allí se lo comen to-do y comen de to-do. Menos la fruta que cuesta un poco más. Menos maaaaal porque ya estaba a punto de investigar si me había equivocado de clase. Por lo menos sentí el consuelo de que no debo hacerlo tan mal cuando a todos los padres nos sucedía lo mismo. Si llego a ser la única madre a la que el niño le vacila, hubiera agachado la cabeza y me hubiera callado, por supuesto. Pero no debo ser tan rara. Porque la única conclusión posible de todo ello es que LOS NIÑOS NOS VACILAN. Sí. Clarísimamente. Sin ninguna duda. A no ser que en clase se comporten como un ejército, los niños suelen marranear con la comida, la cogen con las manos, la escupen, la tiran al suelo y si cierran la compuerta por ahí no pasa ni medio spaguetti. ¿Por qué en la guardería sí y en casa cuesta tanto? Deduzco que el motivo es el efecto imitación al ver al resto de compañeros hacer lo mismo. De acuerdo, lo comprendo. Pero ¿cómo soluciono eso en casa? Poco a poco vamos acostumbrándonos a comer los tres juntos y ciertamente es un filón que nos vea comer porque eso lo anima a probar nuestra comida. Aún y así, lo del tenedor sigo sin verlo claro. Y marranear, marranea lo suyo.

Luego está lo de la disciplina. En la guardería no tiran las cosas porque saben que luego las han de poner en su sitio y ayudan a recoger todos los juguetes. Esto lo pusimos en práctica nada más llegar a casa. Y es verdad, le hicimos meter cuatro cosas en el baúl y él lo hizo. Qué mono... Si no fuera porque a los cinco minutos ya deshacía por otro lado y la liaba en otro rincón de la casa. Cuando nos dijeron que se lavaban las manos ya aluciné "¿¿¿¿Solos????" Pero me respondieron "Noooooo, mujer, ¿¿¿cómo lo van a hacer solos???". Pues no veo la sorpresa con mi pregunta si me estáis pintando a un niño autosuficiente al que sólo le faltaba hacerse la cama.

Al despedirnos, escuché a algunas madres que decían que estaban por llevarlo también en fin de semana. Otras le iban a decir al niño al llegar que fuera preparando la cena para los tres. Y creo que el resto estaba por contratar a las maestras a tiempo parcial. Yo sólo tenía una idea en la cabeza "Hola, soy una madre novata y mi hijo de 15 meses YA me torea. ¿¿Qué hará cuando tenga 15 años??"

Estas reuniones se tendrían que revisar porque realmente te vas con un regusto extraño. Por un lado estás muy satisfecha con la elección de la guardería porque compruebas que el niño adquiere una disciplina y aprende muchísimo pero por el otro te sientes impotente al ver que eso no se traslada tan rápidamente a casa. Las maestras dicen que ellas dedican ocho horas exclusivamente a estar por los niños y que nosotros no podemos. Y en eso tienen toda la razón. Supongo que nos creamos una falsa expectativa al pensar que si allí comen genial, en casa se zamparán automáticamente todo lo que les pongamos delante. Y que si allí cuidan de las cosas, en casa no darán golpetazos a los juguetes, marcos de fotos, velas, mandos, etc

En conclusión, sí, hay un componente de vacile pero también es cierto que los niños no se comportan igual si están en clase, con los abuelos o con los padres. Y que no podemos delegar tooodo el trabajo en las maestras porque la enseñanza continúa en casa. Por eso sigo vigilando. Que no me fío del tenedor...

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