jueves, 6 de diciembre de 2012

La vida nunca vuelve a ser igual

¡Una semana más por aquí! ¿Qué tal súper mamis? Y no digo lo de súper mamis con segundas porque cualquier madre es una campeona y malabarista compaginando el trabajo, la casa, la compra, la vida social, la vida de pareja... O sea, con todo lo que hacía antes de la llegada del bebé pero ahora con esa personita a cuestas. Y de aquí viene en buena parte la razón de este post: cómo nos cambia la vida para siempre la llegada de un hijo.

De buenas a primeras, lo típico que escuchamos de una madre a los pocos meses de haber tenido a su pequeño es que ya no ha vuelto a dormir más del tirón toda la noche, que no hay manera de quitarse esos tres kg de más o que se han acabado sus caprichos porque ahora "todo el gasto es para el crío". Que a mi por cierto eso me ha pasado porque si antes mis marquitas de moda eran Massimo Dutti, G-Star, Naf Naf, Mango, etc... ahora soy fan absoluta de Tuc Tuc, Orchestra, Fisherprice, Benetton Baby, etc, etc Y cuando me llegan los mails de Privalia y compañía, sólo voy directa a ver si hay ventas de niños. Y entrar en una farmacia ya no es esperar turno con mirada taciturna sino mirar los rincones de bebé buscando 2X1, packs en oferta y monerías para tu niñ@.

Pero creo que estos cambios son superficiales ya que pienso que los hay más profundos e importantes. La vida de pareja por ejemplo. Ayyy, que por mucho que vayas advertida nunca sabes de qué manera o hasta qué punto puede afectar o cambiar tu relación. Leía ayer el Blog de una conocida también mamá que repasaba las relaciones de sus amigas tras haber aumentado la família. Realmente daban ganas de echarse a llorar. Ahí sí que no se salvava ni el apuntador. Yo no creo ni mucho menos que un hijo tenga que hacer tambalear la relación de pareja si ambas partes hacen un esfuerzo de comprensión y paciencia. Es más, pienso que un hijo debe unir aún con más fuerza a unos padres. Pero claro, para ello hay que poner mucha voluntad.

Para comenzar, sexo y falta de sueño no van nuuunca de la mano a estas alturas de la vida y de la relación. Así que encontrar el momento adecuado puede ser complicado. Por la mañana: se apura hasta el último segundo de ese dulce sueño interrumpido varias veces por la noche; La siesta: está bien si el bebé la duerme pero en sus primeros meses puede durar exactamente 10 minutos. ¿Algún récord Guiness por aquí? La noche: hay que aprovecharla, el tiempo es oro hasta que el niño llora, pide agua o tiene pis. Y si no hay ganas, hay que buscarlas. Lo mismo que salir a cenar solos y NO hablar de los hijos. Algunas lo llaman salidas de novios. Ahh, qué bien suena y que lejano parece cuando antes sólo compartías palomitas en el cine y ahora compartes hipoteca, letras del coche, guardería, facturas de agua y luz, etc, etc

En fin, que cuando el peque tiene algún añito es más fácil dejarlo con canguro pero de bebé nos asalta ese sentimiento de culpabilidad como si lo estuviéramos abandonando en una cuneta. Así que toca turnarse. Y puede dar hasta pena eso de salir por separado pero es sano. Airearse siempre es bueno y siempre será mejor hacerlo por separado que no hacerlo y tener dos caras de "semecaelacasaencima" sentadas en el sofá.

A parte de todo esto, también hay cosas graciosas en la vida de una pareja de padres primerizos que se lo preguntan TODO el uno al otro como si no fueran los dos igual de novatos e ignorantes: "¿Tiene hambre?" "¿Tiene frío?" "¿El humidificador le irá bien?" "¿Le sacamos ese moquito que asoma o lo acabaremos torturando con tanta aspiración nasal? Si pusieran un 902 para contactar con un pediatra 24h, de verdad que se forran!! Y mientras uno lo destapa porque suda, el otro lo tapa porque en la calle hace frío. Y sólo que comience a quejarse, el padre siempre lo solucionará enchufándolo a la mami para que le de el pecho. ¿Y qué me decís de los codazos nocturnos cuando el bebé llora y alguien se está haciendo el remolón? Pero vamos, que todo esto es superable porque con los meses nos volvemos más prácticos, pacientes y comenzamos a interpretar a nuestros bebés. Y mientras papás y mamás se involucren con ilusión, todo lo demás saldrá solo.

El cambio en la vida de los padres me recuerda que los abuelos primerizos también cambian enormemente. Sacan esa sonrisita bobalicona que jamás antes habías visto. Dicen tonterías por teléfono hablando con el bebé que ni entiende ni sabe cómo contestar. Y te visitan. Mucho. Muchísimo. Las comidas se multiplican por tres.  Y pese a que nuestra intimidad se ve mimbada, nos enternece verlos así porque sabes que los nietos son la alegría de su vida. "Está haciendo por el nieto lo que no hizo por los hijos" dicen en todas las famílias. Pues más vale tarde que nunca...

Un beso a mis mamis y a todos los papis y abuel@s!

2 comentarios:

  1. Hola Mónica!
    Hoy he descubierto tu blog al comentarlo en arucitys (soy fiel seguidora) y me he puesto rápidamente a buscarlo ya que ahora mismo tengo un peque de 10 semanas colgando en mi cuello y tenia curiosidad por cuales han sido tus vivencias como madre primeriza y si serian parecidas a la mías.
    De momento me ha parecido muy buen blog y pienso seguir leyéndolo.
    Por cierto siempre me ha hecho mucha gracia verte por la tele tras compartir contigo cole cuando éramos peques en el Sortidor.
    Enhorabuena por todo.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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